El presidente de Estados Unidos Donald Trump viajó a Las Vegas, en donde el domingo a la noche un jubilado abrió fuego contra una multitud que asistía a un recital. Por la balacera, iniciada desde un piso 32 de un hotel, al menos 59 personas murieron. Trump, sin embargo, no dio señales de que el debate por la tenencia de armas en su país esté en su agenda.
Trump llegó a Las Vegas por la mañana y mantuvo encuentros con víctimas y familiares de estas, socorristas y autoridades locales. Con el argumento de que es un momento de duelo, el mandatario republicano dijo: “No vamos a hablar hoy de la violencia de las armas”. En declaraciones a la prensa, el magnate fue tajante ante una consulta de la prensa y evitó continuar con el tema. “Hablaremos de las leyes de armas con el tiempo”, concluyó.
De esta forma, Trump reforzó las declaraciones realizadas el lunes por la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee, quien aseguró que no era “el momento” para referirse a la cuestión.
Los militantes por el desarme en Estados Unidos enfrentan un gran problema: por un lado, la Constitución de este país habilita, en su segunda enmienda, la portación de armas de fuego para cualquier ciudadano estadounidense mayor de 21 años. Por el otro lado, la Asociación Nacional del Rifle es un grupo con gran poder de lobby, y su oposición a regular la tenencia de armas es intransigente.
En Estados Unidos, mueren 33 mil personas al año por el uso de armas de fuego. Los estados en los que se registraron mayores incidentes con armas son California, Florida, Washington, Texas y Colorado. En estos cinco se acumulan el 50 por ciento de los reportes. Además, en nueve de cada diez, el tirador resulta ser un hombre. Y las estimaciones dan cuenta de que hay 270 millones de armas en poder de los ciudadanos estadounidenses.
