Estados Unidos se prepara para las primarias que definirán al rival de Trump

Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Joe Biden y el ex alcalde Pete Buttigieg son los principales precandidatos del partido demócrata.

Estados Unidos ingresa de lleno en modo electoral la semana próxima con el inicio de la temporada de internas para elegir a los candidatos presidenciales y con la gran incógnita de qué aspirante demócrata enfrentará al mandatario republicano Donald Trump en los comicios del 3 de noviembre próximo.

El caucus (asamblea) demócrata y republicano de Iowa del lunes por la noche marcará la primera cita en cinco meses de votaciones en los 50 estados y demás territorios del país, que culminarán en junio en Puerto Rico y se seguirán de sendas convenciones en las que ambos partidos proclamarán oficialmente a sus candidatos.

Los senadores progresistas Bernie Sanders y Elizabeth Warren y dos precandidatos de centro, el ex vicepresidente Joe Biden y el ex alcalde Pete Buttigieg, aparecen como favoritos en una carrera demócrata que podría definirse para fines de marzo o derivar en una puja entre dos o tres aspirantes que se extienda hasta la convención de julio.

El ganador enfrentará en noviembre casi con seguridad al presidente Trump, que aunque técnicamente tiene tres retadores, cuenta con tal apoyo popular y una maquinaria electoral tan aceitada -probablemente la mejor financiada de la historia- que nadie duda de que será ungido candidato en la convención de su partido, en agosto.

Pese a que la suerte ya parece echada, la campaña de Trump está invirtiendo fuertemente en las competencias por delante, movilizando a miles de voluntarios y organizando actos en un intento tanto por poner a los demócratas sobre aviso como de demostrar que los votantes republicanos están ansiosos por apoyar al presidente.

El caucus de Iowa y la primaria de New Hampshire, ocho días después, servirán a Trump para probar la fortaleza de su campaña y entusiasmar a las bases de cara a noviembre.

Las elecciones presidenciales son vistas por muchos votantes, sin importar su afiliación o ideología, como una de las más importantes de sus vidas. La presidencia de Trump ha sido en extremo polémica, y desde su comienzo, en 2017, ha agravado las divisiones de un país ya profundamente polarizado.

Todas las campañas de reelección operan como referendos sobre el presidente, pero la de este año genera auténticas pasiones en torno a Trump, positivas y negativas, así como hondas reflexiones sobre qué significarían cuatro años más de un mandatario que ha dado fuertes y controvertidos giros tanto en política interna como exterior.

El mayor activo que ostenta Trump es la robusta marcha de una economía que ya venía creciendo desde el fin, en 2009, de la Gran Recesión de 2007 y 2008, que había contraído en más de un 4 % el PIB de la primera potencia mundial y se había deglutido 8,7 millones de empleos de estadounidenses.

Aunque en desaceleración respecto a 2018, datos publicados esta semana mostraron que el año pasado la economía del país creció 2,3 por ciento, motorizada por una alza del consumo y una caída del déficit comercial. El desempleo está en niveles mínimos en medio siglo.

Por su parte, los demócratas confían en que el deseo común de desbancar a Trump los unirá y reparará cualquier herida que dejen las internas. Pero por ahora cada uno está enfocado en vencer al otro y obtener la nominación.

Los resultados en Iowa, en el Medio-Oeste estadounidense, y New Hampshire, dos estados pequeños y con una población predominantemente blanca, por lo general determinan el resto de la carrera.

Los demócratas que ganaron los últimos cuatro caucus de Iowa -Al Gore en 2000, John Kerry en 2004, Barack Obama en 2008 y Hillary Clinton en 2016- luego disputaron la Presidencia. Desde 1976, solo dos aspirantes que se alzaron con la victoria en Iowa no llegaron a ser el candidato presidencial.

New Hampshire es igualmente importante. Desde 1952, solo tres postulantes de cada partido perdieron en el estado del noreste del país y luego fueron los candidatos.

Sanders aspiró a la candidatura en 2016 y fracasó, pero en su segundo intento el entusiasmo popular parece estar del lado del veterano senador por Vermont, líder absoluto del ala más izquierdista del Partido Demócrata.

Encuestas difundidas esta semana lo ubican primero tanto en Iowa como en New Hampshire. Además, por primera vez, la encuesta nacional de la cadena CNN lo sitúa por delante de Biden, que enfrenta acusaciones de nepotismo y corrupción por los negocios de su hijo en el extranjero derivadas del juicio político a Trump.

Otro candidato demócrata a tener en cuenta es el multimillonario Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, quien se salteará las primeras votaciones y irá directamente al “supermartes” del 3 de marzo, cuando elecciones en 16 estados o territorios repartirán el 40% de los delegados que decidirán quién disputará la presidencia a Trump.

(Télam)