En Holanda, amplian las medias contra el acoso a mujeres y gays

En ciudades como Rotterdam y Amsterdam hay guardias de civil desplegados en las calles y las multas por perseguir, silbar o decir piropos pueden llegar hasta los 1.400 euros.

Unos días después de la primera multa por acoso callejero a un grupo de mujeres en Rotterdam, el municipio de la ciudad portuaria holandesa anunció una ampliación de su plan de acción para prohibir los piropos y todo tipo de acoso en las calles a las personas homosexuales.

“No hay ciudadanos A, B o C. Debemos aceptarnos unos a otros como iguales. Esto se aplica también a las personas transexuales que se enfrentan a problemas en el trabajo, o a los gays que quieren ir de la mano el sábado por la noche sin tener que afrontar violencia o comentarios”, advirtió el concejal liberal, Bert Wijbenga.

Wijbenga es el autor del programa “Relájate, esto es Rotterdam”, con el que se quiere mejorar a partir de este año la aceptación de la diversidad y la tolerancia, para que sea “más fuerte en 2022”, y para que los residentes interactúen entre sí de una manera más relajada bajo el lema de “Vivir juntos en una ciudad donde no hay una mayoría”.

Después de la primera sentencia judicial, emitida la semana pasada por un caso de acoso callejero a varias mujeres en Rotterdam, el municipio decidió incluir en este plan a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, también víctimas frecuentes de este tipo de comportamiento.

Un tribunal de Rotterdam condenó por primera vez a un hombre de 36 años a pagar una multa de 200 euros por intimidación callejera, una sanción suspendida hasta la reiteración del delito porque el juez tuvo en cuenta las circunstancias personales del acusado, su preparación intelectual y su falta de recursos económicos.

No fueron las propias víctimas las que denunciaron el caso, sino los guardias desplegados en la ciudad contra el acoso sexual, quienes presenciaron la situación y actuaron como acusación ante el tribunal. El acusado, que se declaró ante el juez como soltero y en busca de pareja, espetó a un grupo de mujeres frases del tipo: “Hola, guapa, ven aquí”, “Eh, cariño” o “Bella, qué guapa eres”, y además se sentó a su lado, dirigiéndose a ellas y haciendo gestos de besos y silbidos.

“Lo dije como un cumplido. No sabía que era punible”, afirmó en su defensa el ciudadano, que prometió “no volver a lanzar piropos en la calle” a las mujeres porque, como le recriminó el magistrado, este acoso “hace que ellas estén incómodas o no quieran salir más”.

Este tipo de afirmaciones, silbar, perseguir o acosar a una persona por la calle es un delito multado con hasta 4.100 euros o tres meses de prisión y tanto Rotterdam como Amsterdam han desplegado a decenas de oficiales especializados en investigación, vestidos de civiles, para controlar y vigilar en las calles.

(Télam)