Usina de arte

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dependiente del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, celebra los cien años de la artista argentina Ides Kihlen con la inauguración de su exposición Ides Kihlen: “Todo el siglo es carnaval”. 

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dependiente del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, celebra los cien años de la artista argentina Ides Kihlen con la inauguración de su exposición Ides Kihlen: “Todo el siglo es carnaval”.

El día de ayer se inauguró “Todo el siglo es carnaval”, título de la muestra de la artista argentina Ides Kihlen, quien a sus 100 años expone en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) parte de una obra vasta, centrada en el proceso creativo más que en los resultados, donde la música y la pintura se entrelazan con potencia metafísica, en la soltura de lo que se hace a diario.

 

 

Se trata de unas 150 obras en pequeño y mediano formato que muestran la dimensión afectiva de la artista que fue desarrollando un camino hacia la abstracción a su propio tiempo y en el marco de su propia búsqueda, sin seguir tendencias, en un contraste interesante con lo contemporáneo.

Kihlen es una rareza en sí misma: pinta y hace música desde que tiene uso de razón; estudió arte desde niña con maestros como Vicente Puig, Kenneth Kemble y Pío Collivadino; produce obra de manera lúdica y obsesiva sin poner títulos ni fechas y tirando gran parte de lo que hace; e ingresó al mercado del arte pasados los 80 años, tras una aparición en ArteBA que causó gran impresión en la crítica y un inesperado volumen de ventas.

Hija de un ingeniero sueco que vino al país a construir una fábrica de tanino, Ides Kihlen nació el 10 de julio de 1917 en Santa Fe y se crió en la tranquilidad de sus ríos y arboledas, con el canto de los pájaros del ingenio azucarero que tuvo su padre y viajando entre Corrientes y Chaco.

Allí tocó por primera vez las teclas del piano familiar y esbozó sus primeras líneas, las mismas que seguiría delineando hasta el presente, en una acción cotidiana donde lo musical y el trazo se confunden, y que la llevó, respetando sus ritmos internos, de la figuración y los dibujos casi infantiles que surgieron cuando nació su única nieta, Marcela, hasta la abstracción que hoy condensa un lenguaje propio y un aporte original.

Formada en una estricta técnica académica (estudió en el Conservatorio Nacional de Música, en la Escuela Nacional de Artes Decorativas y en la Cárcova) Kilhen logró aprender para desentenderse de todo más tarde y poder hacer lo que tuviera ganas: pintar partituras, leer pinturas, inventar pigmentos, escribir obras y transformarlas sobre telas, en papel, para volverlas esculturas o bocetos de los colores que imagina.

El equipo curatorial del Mamba, encabezado por la directora del museo, Victoria Noorthoorn, fue el responsable de montar la exhibición que hasta el 13 de febrero cubrirá paredes, vitrinas y techo de la sala de Proyectos Especiales, en el segundo piso del edificio de avenida San Juan 350 (CABA).

Lejos de practicar una hipótesis sobre la obra de Kinhen, el equipo del Mamba se concentró en celebrar los 100 años de la artista, con una muestra que incluye un video donde Kihlen repasa su vida.

“Ides se levanta todos los días a las seis de la mañana, pinta cinco horas, duerme, y luego pinta otras cinco horas más, no hay una diferencia entre su vida cotidiana y el arte, antes pintaba sentada en el piso, con pinceles que ella inventaba o con los dedos, y ahora que no puede, lo hace sentada o parada en una mesa enorme que hay en su taller”, cuenta Laura Hekel, y de esa intimidad provienen las obras montadas en el Mamba”.

“De muchas maneras es una búsqueda, a veces es como si escribiera, pinto o dibujo lo que me sale en el momento, y eso me atrae tanto que no puedo pensar en otra cosa. Otras veces, después de mucho tiempo, lo que no me gustó puede empezar a agradarme, osea que hay una evolución, el tiempo arregla muchas cosas y como yo soy mucho tiempo guardo eso que a lo mejor después se convierta en un cuadro. Lo guardo en mi pensamiento, recordando mucho las formas, los colores” explicó, en diálogo con Télam, “Para eso sirve el arte, para involucrarnos con nuestro interior” cerró.

Podés mirar la galería acá: diariovivo.com/ides-kihlen-todo…s-carnaval-mamba/