Una obra fundamental del Bauhaus, abandonada en Mar del Plata

El Ariston, del arquitecto húngaro Marcel Breuer y los argentinos Eduardo Catalano y Carlos Coire resiste al paso del tiempo y al vandalismo desde hace más de dos décadas.

Una de las obras fundamentales de la Escuela de la Bauhaus -que en 2019 se cumplirán cien años de su fundación- resiste la destrucción en Mar del Plata, producto del olvido de las autoridades y el vandalismo que sufrió a lo largo de un poco más de dos décadas. Se trata del parador Ariston, un edificio de dos plantas, apoyado sobre columnas, con forma de trébol de cuatro hojas, obra del maestro del Bauhaus, el arquitecto húngaro Marcel Breuer, y de los argentinos Eduardo Catalano y Carlos Coire.

De 1947, el Ariston es la única obra del Bauhaus en nuestro país. “Somos incapaces de mantener un patrimonio cultural importantísimo de la Argentina”, dice, y lamenta, el arquitecto Hugo Kliczkowski, quien emprendió una misión contra el olvido del edificio histórico. En diálogo con Diario Vivo, Kliczkowski explica que el maltrato hacia el edificio, ubicado en el barrio La Serena, entre Mar del Plata y Chapadmalal, viene de larga data. “El parador no es que un día alguien cerró la puerta y nunca más se ocuparon de él, se fue degradando con el tiempo. Hubo una discoteca que funcionó ahí y para funcionar fueron cambiando las paredes. La disco se llamaba Maryana. Después se puso un café que se llamaba Bruma y Arena, y alrededor de los ’90 hubo una parrilla que se llamaba Perico. En 1993 queda abandonado, pero ya había sido desgrado en el sentido del aspecto”, describe. Y agrega: “A partir de 1993 hasta ahora sufrió todo tipo de vandalismo. Lo quemaron y lo robaron. En un determinado momento, como rompieron todos los vidrios, alguien colocó todo un recubrimiento de madera alrededor que se mantuvo hasta un año”.

El parador Ariston, antes del abandono y el vandalismo.

El edificio, que originalmente fue concebido para ser una disco, forma parte de un momento de la historia argentina en el que los trabajadores comenzaban a tener la posibilidad de tener vacaciones, la misma época en la que se construyeron los hoteles de los sindicatos en Chapadmalal. Ubicado a cien metros de la playa, hoy, en el Ariston, apenas resisten las maderas que le habían puesto. Kliczkowski es uno de los impulsores de que, de una vez por todas, el presente de abandono del Ariston emprenda un nuevo recorrido hacia su restauración. “Es un tema de querer hacerlo, en Argentina muchas veces las cosas no se hacen por no querer hacerlo. No es un edificio que pase desapercibido, y tiene un valor per se“, dice el arquitecto.

Kliczkowski juntó firmas a través del sitio Change.org y 13.700 personas apoyaron la iniciativa. Y, según adelanta, un grupo de arquitectos ya puso en marcha una “acción” para devolverle al Ariston el “protagonismo” y esplendor que perdió en la década del ’90. “Es el único edificio de un profesor de la Bauhaus en Argentina. Breuer fue muy importante porque fue el profesor que más estuvo en la Bauhaus: él estuvo 11 años de los 13 que duró, uno de los maestros de la arquitectura moderna”, señala.

 

El Ariston, cuando funcionaba como confitería.

Los dos arquitectos argentinos que también dejaron su sello en el edificio tienen trayectorias y obras que hasta el día de hoy se pueden disfrutar. Catalano, profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, es el responsable del Nuevo Mercado del Plata y del plan general para la Ciudad Universitaria de la Universidad de Buenos Aires. Coire, por su parte, fue decano de la Facultad de Arquitectura de la UBA y se destacó en el campo de las viviendas multifamiliares, como el Barrio José de San Martín (GRAFA), en la Ciudad de Buenos Aires.

La obra de Mar del Plata, detalla Kliczkowski, respeta cuatro de los cinco puntos desarrollados por Le Corbusier, como características de la Nueva Arquitectura: una planta libre incorporada al paisaje, un espacio interior también libre, una fachada sin condicionamientos (en este caso con aventanamientos acristalados) y una terraza jardín (de pequeña dimensión en el Ariston). A casi cien años de la fundación del Bauhaus, el Ariston reclama la atención perdida desde hace 25 años.

 

Por Nicolás de la Barrera