Un adiós al viejo lobo

A los 74 años murió el periodista y escritor Tom Lupo; participó de míticos ciclos radiales como “Submarino amarillo”, por Radio del Plata y dio a conocer a bandas claves del rock nacional.

Corría el año 1984. Imaginen (o recuerden, según su fecha de nacimiento) un mundo sin internet, sin redes sociales. Con apenas un par de radios FM en el dial, los amantes de la música buscábamos desesperados algún espacio donde poder escuchar a los grupos nuevos que aparecían por todas partes. Leíamos sobre ellos en la revista Pelo o en la Expreso Imaginario, pero nunca sonaban en las grillas que estaban fuera del circuito comercial. Una noche, en Radio Del Plata, oí hablar al cantante de un grupo que tenía un nombre imposible: Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El entrevistado era el Indio Solari. El programa se llamaba “Submarino Amarillo”. Su conductor, Tom Lupo.

Nacido en el Chaco como Carlos Galanternik, eligió su seudónimo inspirándose en uno de los padres del nuevo periodismo estadounidense. Como su héroe era Tom Wolfe, él se llamaría Tom Lupo.

Fue el paradigma de los intelectuales que moldearon la estética de la cultura under argentina durante el regreso de la democracia. Culto, divertido, ocurrente, dialogó mano a mano con la época que le tocó vivir. En plena primavera radical, sentíamos que el horror había pasado y que todo era posible. La libertad estaba ahí, nueva, radiante y toda una generación se preparó para tomar al futuro por asalto. Tom fue uno de sus principales portavoces y difusores. Por sus programas pasaron Luca Prodan, los Soda Stereo, Los Fabulosos Cadillacs, Don Cornelio y la Zona. Actores como Batato Barea, Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese. Poetas como Fernando Noy y escritores como Enrique Symns. Todo aquél que tenía algo nuevo para decir o mostrar, era bienvenido en sus programas.

Para que los más jóvenes comprendan: en los años ’80, nos pasábamos los cassettes de sus charlas con Luca, el Indio, Poli y Skay. Sus notas se esparcían de mano en mano antes de que existiera el concepto de “viralizar”. Siempre vamos a recodar a esta bestia de radio, a este conductor soberbio, poeta sanguíneo e inmenso entrevistador. Si jamás lo escucharon, busquen sus programas en internet y celebren su paso por esta vida, porque hoy se fue uno de los grandes.