Tres éxitos, una actriz

La reconocida intérprete María Onetto conversó con Diario Vivo sobre los dos unipersonales que protagoniza, recordó sus inicios con Javier Daulte y manifestó su deseo de dirigir.

Cuando elijo un material es porque me entretiene, me interesa y está bien escrito”, contó la actriz María Onetto, quien interpreta tres éxitos de la cartelera porteña dirigidos por algunos de los directores más importantes del teatro argentino.

Su gira inicia los martes en Espacio callejón con “Valeria radioactiva”, la última de Javier Daulte: “Es la sexta obra en la que me dirige, ha escrito un montón de personajes femeninos que fueron muy ricos para mi. Él es una influencia importante porque fue el primero que confió en que podía protagonizar”, expresó Onetto.  Esa ficha que apostó fué el pasaje a otros proyectos que la hicieron crecer para hoy poder encarar dos unipersonales al mismo tiempo: “No es la situación ideal en la que estoy”, comentó entre risas.

Los viernes interpreta “Potestad”, de Tato Pavlovsky,  dirigida por Norman Brisky que decidió reponer el texto con técnicas del teatro japonés Noh.  Mientras que en el Caras y Caretas desarrolla un cuerpo que tiene posturas rigurosas, los jueves y domingos le pone voz al texto literario de Foster Wallace en “Experiencia I: La persona deprimida”, de Daniel Veronese.  No me quería perder de hacerlos, así que me armé los horarios para que no me resultara agobiante”, refirió en relación a la exigencia profesional que estos trabajos requieren.

Además, en entrevista con Diario Vivo, manifestó su deseo a continuar con proyectos que la desafíen y mencionó que este año “dió un paso más” para concretar sus ganas de dirigir.

 Diario Vivo: ¿Consideras que la manera en que llevan Potestad a escena termina por hablar sobre qué es el teatro o qué posibilidades abre?

María Onetto: Eso es un poco Norman Briski, es la primera vez que me dirige y para mi es una potencia creativa. Él necesita habilitar ese permiso a despegarse de un material y jugarlo con propuestas que lo desafíen. Como director de la primer puesta, ya sabía que lo quería hacer con una mujer en un espacio de estas características, pero esas posibilidades, en la medida que  alguien se considere creador, están en cualquier material. Volver a hacer Potestad en los mismos términos, aún hecho por una mujer, hubiera sido medio tristón. No sé qué pasaría si era planteado por un director que no fuera Briski, al ser el director original algo quedó muy habilitado y la gente nos confirmó que estaba decidida a acompañar. Quedé muy impactada del deseo de inventar de Norman, de la vitalidad que tiene y de cómo le aparecen las ideas, es una máquina de asociar.

 Diario Vivo: Al ser una obra tan conocida y un texto difícil ¿Cómo buscaste trabajarlo?

 María Onetto: Los que actuamos no tenemos una idea de la representación, es más bien una búsqueda poética, entendiéndolo como algo que construye una realidad propia, que intenta tener un lenguaje que busque encontrar sus sentidos formales y visuales en lugar de abrocharlo a un sentido. El texto lo considero un aliado, si me gusta el autor y lo que leo me sacude de alguna manera, es un compañero más del elenco. Valoro mucho lo que está bien escrito, en mi vida me hace muy bien encontrarme con palabras precisas y en Potestad me paso de querer estar muy exacta con lo que se dice. Si ves las puestas de Pavlovsky, él se divierte al improvisar sobre su texto, muchos actores son así, no es mi caso. Yo quisiera operar o ahondar por dentro de la palabra, como si muchas veces uno dijera palabras y se estuviera perdiendo capas que, a medida de que suceden las funciones, resuenan en la cabeza.

 Diario Vivo: ¿Cuándo empezaste a encontrar el disfrute en la rigidez que proponía la estética del teatro Noh? ¿Qué mundo te habilito el trabajo con el cuerpo? 

María Onetto: Estoy muy interesada en el cuerpo. Soy una actriz muy racional y emocional, y esa materia corporal rebota en lo que hago pero necesita de una técnica para que se constituya en algo lindo e interesante de ver. A mi me gusta lo riguroso, al principio todo lo que tuvo que ver con el teatro Noh me gustaba pero sentía que era sacrificado para mi. Son situaciones de poco permiso y posiciones muy rígidas, hasta que resonó en mi cabeza: “libremente cautivo”, una frase de Kant que tengo muy presente. Siempre se está cautivo, pero dentro de eso se encuentra la libertad. Uno no sabe las posibilidades que tiene su cuerpo y basta con ser estimulado con otras técnicas para comprobarlo, estoy interesada en que mi cuerpo sea cada vez más ágil, más permeable, más hábil, porque aunque estes limitado algo mordés de esas retenciones y esos desplazamientos. Además siempre me es un riesgo la función, me pueden pasar cosas a raíz de los elementos que tengo que tener en juego como el abanico, bajar y subir las tarimas, estar sin zapatos o que el vestuario sea muy difícil de manipular porque es pesado y tiene los dobladillos largos, pero es ese “aquí y ahora” lindo de la función.

Diario Vivo: También interpretas “La persona deprimida” en el Centro Cultural San Martín, dirigida por Daniel Veronese ¿Cuál fue el desafío que te presentó esta obra?

María Onetto: El trabajo es desopilante. Estoy sola y me toca un tema que en su línea sería como meterse en cosas dolorosas, que se mete, pero a la vez las supera. Me es muy exigente, fue un trabajo de letra muy sacrificado -otra vez- porque está puntuado de una forma muy particular: empieza, abre y el punto aparece a las diez líneas. Hay que ser muy preciso porque sino se pierde el estilo Foster Wallace. Además ese cuerpo es lo opuesto a Potestad, sin marcas visuales, no hay uso de luz, ni de vestuario, la gente está muy cerca y la cuarta pared rota, por eso creo que se llama experiencia… recién ahora lo estoy disfrutando, me costó mucho porque ese trastorno que relata el personaje, porque no es solo contar algo, hay un trastorno y una voracidad por hablar que requiere de un ritmo que tengo que manejar y  necesita que esté zambullida ahí adentro. Soy muy regular en escena, no me interesa la improvisación, no suelo acompañar cuando mis compañeros improvisan en escena porque esos agregados suelen ser medio chatones, no he visto colegas míos actuar o trabajar desde la improvisación y generar algo superior al texto que había. Además hay una estructura, son textos armados en base a eso, es bastante quirúrgica la manera en la que un autor elige una palabra y no otra. Cuando elijo un material es porque me entretiene, me interesa y está bien escrito, creo que las palabras son tan espesas y con tantas cosas sonoras para investigar, ahí es donde hay lugar para improvisar: con mi campo imaginario. Lo que espero es que me sigan convocando con proyectos atractivos, desafiantes, que impliquen un riesgo, que pueda seguir siendo mirada por estas personas tan valiosas, porque vos sos el resultado de quien te mira y quiero ser alguien interesante de ver.

Diario Vivo: Resulta muy elogiable ver a dos personajes tan bien definidos en ambos unipersonales ¿Cómo es tu encuentro con el material en cada función?

 María Onetto: No es la situación ideal en la que estoy, no disfruto que me hayan tocado dos unipersonales al mismo tiempo en un año. A raíz de eso,  y de que no me quería perder de hacerlos, me armé los horarios para que no me resultara agobiante. Tengo una rutina bastante firme porque el actor tiene que entrar en un estado de actuación, siempre paso la letra y si estoy con mis compañeros la paso con ellos, considero que no podes decir por primera vez una letra en escena sin haberla amasado antes sonoramente, en el imaginario, en el trabajo con tu cuerpo, en ese vestuario y el espacio, hay un montón de asuntos para hacer antes. Esa previa siempre estuvo en mi en cualquier obra que hiciera. En este caso paso letra, la paso tambien con la modalidad de tener un botón entre los dientes, practico con el vestuario y camino el escenario, las personas que arman la escenografía saben que tienen que dejarme determinado tiempo antes para que pruebe muchas cosas. Disfruto mucho de la concentración, son tiempos muy dispersos, el celular hace que vos tengas varias ventanas abiertas y el cerebro disfruta de estar en una sola cosa, eso de la productividad de que mientras te hablo bato el huevo, pinto un florero y me peino, lo puedo hacer pero no hay ningún disfrute. Neuronalmente la idea es que hagas focos, a veces no lo podes hacer por los tiempos, pero uno busca la concentración. Además tenés una adicción al celular de la que no sos responsable porque, en realidad, los hacen adictivos. Trabajo con la luz baja y tomo mucha agua tibia porque, cuando uno está en ese foco, se habilita también a que el pensamiento se disperse, pero nunca ocurre sobre cosas que no tienen que ver, aparece algo rizomático, tipo domino.

Diario Vivo: Además de estar en tres obras con grandes directores ¿pensaste en escribir o dirigir alguna vez? ¿Hay algún material que te tiente para ocupar otro rol?

 María Onetto: Este año ha sido tan lindo, espero que continúe pero va a ser difícil igualarlo. A lo largo de mi camino como actriz han aparecido muchas cosas lindas, y sino me las he generado. Tengo ganas de dirigir, hace rato que tengo un material que me gusta, se llama Hormigón, una novela de Thomas Bernhard que habla de un escritor que quiere ser bueno en algo, hacer algo bien, y es tal la exigencia que tiene que no logra escribir una frase porque nunca está conforme. A mi me resuena bastante esa especie de exigencia que puede ser paralizante si no te la sacas de encima, este año dí un paso más y le propuse a dos actrices hacerlo pero vengo demorando el encuentro… He sido dirigida por muchas personas muy reconocidas, de mucho talento y con algo que para mi es lo que define a un director: su lenguaje de dirección, porque no se trata solamente de dirigir bien a un actor o una puesta, es tener una propia poética y eso es lo que no sé si tengo. Sé que puedo dirigir a un actor y manejar un espacio, pero si tengo una poética propia como directora no y entiendo que me voy a enterar en la práctica, pero esa práctica va a tener que acumular algunos fracasos hasta que uno diga “ah mira, acá empezó a aparecer algo”, hay que ver si tolero esos fracasos. Pero bueno, quisiera hablar de cosas que me rozan y esa novela me tocó siempre.

Diario Vivo: En este año de muchos éxitos ¿Qué le dirías hoy a la María Onetto que inició esta profesión?

 María Onetto: Le diría que estoy orgullosa que confió a pesar de que no había mucho consenso en su entorno con eso de actuar. Le diría que sabe pensar y que siento respeto por esa chica que, medio inconscientemente, dijo que quería actuar y confió en que podía tener un camino que le permitiera vivir económicamente de la profesión. Y agradecer a la realidad; porque uno puede querer pero, si los hechos no te lo confirman, hay que ver qué pasa, son importantes los hechos que confirman las cosas y por ahora se me fue confirmando y me pone contenta.

Obras en cartel:

 Experiencia I: La persona deprimida: Texto: David Foster Wallace/ Versión: Daniel Veronese/ Intérprete: María Onetto / Jueves y domingos 20:30 horas en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). Entrada desde 200$

Experiencia I: la persona deprimida

 Potestad: Texto: Eduardo “tato” Pavlovsky/ Dirección: Norman Briski/ Intérprete: María Onetto/ Viernes 22:30 horas en Caras y Caretas (Sarmiento 2037). Entrada desde 300$

Potestad

 Valeria radioactiva: Texto: Javier Daulte/ Dirección: Javier Daulte/ Intérpretes: Agustín Daulte, Héctor Díaz, Jorge Gentile, Laura Oliva, María Onetto, Inés Palombo, Daniela Pantano/ Martes 20:30 horas en Espacio Callejón (Humahuaca 3759). Entrada desde 400$

Valeria radioactiva