Marcelo Figueroa: “Hoy lo único que mantiene la identidad de Crónica son las placas rojas”

A 25 años de la primera transmisión del canal de noticias, el periodista Marcelo Figueroa escribió un libro que cuenta el “detrás de las primicias” del canal fundado por Héctor Ricardo García.

Riverito encerrado en el ascensor. Los incidentes en la marcha en rechazo a la la visita de un presidente. Los bloopers de los cronistas. Un suicidio en vivo y en directo. Las tragedias de los famosos. En la intersección del policial sensacionalista con cierto espíritu nacionalista, y lo bizarro mezclado con lo insólito, Crónica TV (hoy Crónica HD, tras quedar en manos del grupo Olmos) construyó un estilo único dentro de la televisión argentina.

La primera transmisión fue un 3 de enero de 1994. Hace exactamente 25 años, Héctor Ricardo García, el dueño del diario Crónica, dio un paso afuera de la redacción de ese medio. Se zambulló directo al mundo de las cámaras y los micrófonos. Y creó un producto sin una forma muy clara, pero que, con aciertos periodísticos, funcionó. Hasta el día de hoy, alguno de esos rasgos del primer Crónica se mantiene: el imán de las placas rojas, tremendas, pero que, muchas veces, dieron la información primero, antes que nadie.

El productor periodístico Marcelo Figueroa retrocedió en el tiempo. Fue hasta los comienzos y revolvió viejos archivos, habló con los protagonistas de ese tiempo y, de ese trabajó surgió “Fue primicia.Historia de Crónica TV. El canal de noticias firme junto al pueblo” (Ediciones Continente), un libro que repasa y analiza la historia del canal.

No es casualidad la forma en la que Figueroa llegó a preguntarse por la historia de Crónica, un canal repleto de mitos y leyendas. “Mi laburo siempre fue como productor de radio y tele, y en 2006 estaba trabajando como productor en una radio y teníamos en la sala de producción siempre dos o tres monitores, uno de ellos siempre sintonizado en Crónica. Y coincidíamos con un compañero de trabajo en esta cosa del costado bizarro de las placas de Crónica y a partir de ahí eso fue lo que me atrajo, como a muchos”, cuenta a Diario Vivo.

“La atracción primera fue la placa roja -amplía-, y después cuando empecé a indagar un poco, un día charlando con un cronista del canal me cuenta sobre Héctor Ricardo García, un personaje del periodismo de quien yo no sabía mucho por una cuestión generacional, básicamente, y porque el de unos años a esta parte bajó mucho su perfil. Es un tipo que no da muchas entrevistas y que evita los eventos sociales, entonces descubro el personaje García y ahí me encontré con una historia de vida fascinante. Después empecé con la idea del libro y me metí en los archivos del diario Crónica, leí también algunas revistas de Asi es Boca y de Así, que son sus primeras publicaciones. Ahí lo que encontré es que mucho de lo que él ya había hecho en la gráfica era lo que estaba implementando en Crónica y a partir de esa historia me decidí a escribir.”

“Hice más de 40 entrevistas a productores, redactores, cronistas. No logré hablar con García, sin embargo el tuvo el buen gesto de permitirle hablar a gente muy allegada a él, a su equipo de trabajo en el canal y gracias a eso pude contar esa historia, si bien hice un buen laburo de archivo de las entrevistas que dio en su momento, en los últimos años, para poder contar esa historia.”

-Crónica arranca en el 94. ¿Qué papel tenía Héctor Ricardo García en el día a día de la agenda del canal?

-Era fundamental, era quien tomaba las decisiones, quien llamaba de madrugada al canal, o cerca del mediodía, porque es un tipo que tiene una vida, incluso hoy, nocturna. Pero estaba todo el tiempo pendiente de la transmisión. Era incluso quien dictaba las placas rojas, a veces por teléfono o a veces en el canal. De hecho hay un mito que se escuchaba por ahí, que decían que García tenía una especie de botón rojo en su oficina que en cualquier momento él tomaba la transmisión y publicaba una placa desde su oficina. Bueno, eso es un mito, uno de los tantos que alimentan la historia de García y de Crónica. No hay esa tecnología, y de hecho una de las particularidades de Crónica TV fue que trabajan con una tecnología muy modesta y en algunos casos llegó a ser hasta obsoleta. En la redacción, la primera computadora con un monitor en color llegó en el 2000. Los cronistas se quejaban que no tenían teléfonos celulares cuando en el resto de los canales estaban con el celular. Sí fue novedoso en su momento, cuando salió, con la tecnología de los móviles satelitales, pero después se quedó mucho en el tiempo comparado con el resto de los canales. Así y todo lograban tener muchísimas primicias.

-Hay un mito que dicen que estaban enganchados a la radio de la policía.

-Sí, eso fue así, la radio a ellos la habían bautizado como “el monito”. Le decían “el monito” por los chillidos que daba el aparato de radio. Ellos tenían sintonizada la frecuencia de la Policía Federal, del comando radioeléctrico, y había un productor que se encargaba de escuchar todo el tiempo eso. Un comisario me aclaró que esto no es delito, sintonizar la frecuencia, lo que es delito es interferir esas comunicaciones. De hecho, en Telefe también lo hicieron durante un tiempo, pero después perdieron constancia. En Crónica, sin embargo, eran constantes. Y una de las primicias que les dio “el monito”, por ejemplo, fue el suicidio de la mamá de (Claudio) Caniggia. Ellos concurrieron supuestamente a un suicidio como cualquier otro, pero empiezan a hacer la nota y por el comentario de un portero que vivía en la cuadra se enteran que era la madre de Caniggia. Ahí tiraron la placa roja con el dato. Es una de varias. Ellos también después aceitaron los vínculos con algunos comisarios, entonces por ahí había uno que quería ascender dentro de la fuerza o que le gustaba el tema mediático y capaz que detenían a un pibe con porro y le daban la primicia a Crónica. Y después lo que consiguieron es que la gente cuando pasaba algo, antes de llamar a la policía o a los bomberos, llamaba a Crónica TV. Eso también los ayudó. El mérito de ellos, me parece, observándolo como periodista, es que siempre iban. A barrios del conurbano donde no entraban ni siquiera los patrulleros o las ambulancias iban los móviles de Crónica. Sabían que había un accidente e iban porque sabían que podían encontrarse con algún famoso, y les pasó varias veces. O les pasó esa cobertura desopilante donde encuentran al pibe disfrazado de Batman, en un choque en Palermo y bueno, con eso te arman la historia de “Batman único testigo de un accidente”.

-¿Cómo llegó el medio a esta identidad?

-Yo diría que siguió el modelo del diario. García siempre lo que cuenta es que él siendo adolescente su primer viaje que hace al exterior es a Chile y ahí ya había algún que otro diario sensacionalista. Eso lo intentó copiar y de hecho lo hizo en la revista Así, donde le daba mucha bola a los temas policiales. Es un tipo que siempre buscó el impacto. Él dice que acá los diarios eran aburridísimos. La sección de policiales prácticamente no existía, los deportes estaban atrás de todo, era todo información del exterior destacada y política. Entonces lo que él logra ver en otros países intenta implementarlo acá. Algo de eso ya hacía el diario Crítica de (Natalio) Botana. Cuando funda Crónica en 1963 el diario Crítica ya estaba en su ocaso, entonces logra atraer a muchos de los lectores que de alguna forma comenzaban a despedirse del diario. Todo lo que vimos en Crónica televisión él ya lo había hecho en el diario Crónica con un resultado muy satisfactorio.

El libro recorre los inicios, historias y transformaciones del canal creado por Héctor Ricardo García.

-¿Cómo fue relacionándose Crónica TV con los distintos gobiernos?

-Él reconoce que almorzó un par de veces con (Carlos) Menem, con quien tenía un vínculo como de amor y odio, estuvo cerca en algún momento y después estuvieron medio distanciados. Sin embargo su relación fuerte siempre fue con (Eduardo) Duhalde. En un momento el rumor era que Duhalde había comprado Crónica TV, cosa que nunca se probó. Lo que sí se sabe es que lo financió a través de pauta publicitaria, eso está probadísimo y después él también tuvo una cercanía con el kirchnerismo. Siempre cuenta que a través de Alberto Fernández conoció a Néstor Kirchner cuando era candidato a presidente. Uno de los canales que más siguió la campaña de Kirchner cuando era desconocido fue Crónica televisión. Uno de los chivos políticos más destacados.

-¿Esto era por una cuestión puramente de negocios o también había una simpatía de parte de García hacia Kirchner?

-No, diría que era un tema estrictamente de negocios. Nunca buscó vincularse políticamente. Siempre le escapó a eso, es más, lo sé por algunos voceros de políticos que han intentado reunirse con él y el tipo les esquiva bastante. Él se divierte con otras cosas. En su condición de empresario accede a algunas reuniones puntuales pero por el tema de la pauta. Con el kirchnerismo terminó medio enfrentado también porque siente que lo mandaron preso, como que no lo salvaron y él insiste con que le quitaron el canal porque los empresarios de Crónica (el grupo Olmos) están vinculados al kirchnerismo. En alguna de las últimas notas que dio dijo como que el kirchnerismo lo presionó para que terminara desprendiéndose del canal. Es difícil de probar eso, pero es su versión.

-Llegamos al gobierno actual, ¿se puede hacer un análisis sobre la cobertura?

-No, diría que es difícil, la verdad que me parece que de todos los gobiernos es con el que menos vínculo tuvo, según me cuenta su gente cercana. Él de hecho ya estaba medio alejado de la conducción de Crónica en 2015, así que no hubo prácticamente vínculo.

-En estos 25 años Cronica fue cambiando, más alla de que mantiene su carácter popular, pero tal vez algunas de las cosas que hizo, que le valieron críticas, no volverían a ocurrir, como la placa de que “murieron dos personas y un boliviano” o los chistes homofóbicos. ¿También notás esos cambios?

-Sí, para mí el canal es otro desde que García se corrió de la conducción. De alguna forma, mientras estaba bajo su mando representaba su forma de pensar. Él es de otra generación, tuvo comentarios muy homofóbicos en su momento en alguna que otra entrevista. Crónica tenía una asistencia perfecta a las coberturas de las marchas del orgullo pero claro, ¿desde qué lugar lo hacían? Prácticamente dejando en ridículo a sus entrevistados, o los días de elecciones acompañaban a alguna travesti a votar. Siempre lo tomaron más para el lado de la joda, que en su momento no estaba tan mal visto, porque la sociedad pensaba de otra forma, pero hoy no habría lugar para eso. Incluso tampoco para las notas que hacía el famoso notero hot, cuando en esas coberturas en el verano hacía a las chicas darse vuelta y mostrar el orto. Eso hoy no lo podrían hacer, pero en parte García pensaba eso y sabía que eso le daba resultado. Pero sí, hubo un cambio, hubo un cambio generacional sobre todo en la conducción del canal y hoy el canal acompaña el reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito. Hubo una placa que se viralizó que decía “las pibas versus el medioevo”. Eso con García me parece que no hubiera sido posible. Además García tiene siempre un lema que es “nosotros vamos con lo que es noticia, si gana Boca, vamos con Boca, si gana River vamos con River”. Seguramente no hubiera tenido pruritos en hacer la cobertura de una marcha de los pañuelos celestes y al otro día de los pañuelos verdes. Hoy el director de transmisión es Facundo Pedrini, que es un pibe muy joven, tiene otra mentalidad y eso lo implementa en las coberturas y sobre todo en las placas.

-Las placas son uno de los imanes del canal.

-Si me preguntas qué es lo más fuerte del canal, siguen siendo las placas. Quizá más al borde que nunca. El otro día estuve con un productor histórico, uno de los primeros días de Crónica TV que todavía está en el canal y me decía “las placas que nosotros hicimos para el G20, con García no las hubiéramos hecho porque nosotros no le faltábamos el respeto a los presidentes”. O me ponía un ejemplo: “El otro día pusimos una placa que hablaba de un tiroteo, pero nosotros no hubiéramos titulado así con García, hubiéramos titulado ‘lluvia de balas’, jamás un tiroteo”. Entonces por momentos están como más formales y por momentos se van al pasto. Entre los históricos y los nuevos hay un debate constante en el canal. El otro detalle es que ahora tienen programación, sumaron figuras. García no quería famosos en la conducción de Crónica cuando recién lo lanzó. Apostaba a la gente joven y que se fueran formando ahí. Con los nuevos dueños sumaron a Chiche (Gelblung), a Santo (Biasatti) este año, estuvo Georgina Barbarossa hasta hace poco, y además tienen programación. Eso no existía en Crónica, era imprevisible.

-Tiene además un poco menos de sangre la pantalla.

-Tiene menos sangre, tiene más política ahora y perdió completamente la cobertura de los policiales, salvo los casos que hablan todos los medios. Tampoco están tan “firmes junto al pueblo” como era su leyenda. Antes iban a buscar un hombre gato, en un barrio perdido del conurbano y esto de alguna forma se perdió.

-¿Se puede proyectar hacia dónde va el canal viendo que está en un momento de confluencia de distintas miradas entre las nuevas y las viejas generaciones?

-Creo que está reformulando su lugar en la tele. Hay una gran diferencia, a García si le preguntás si se define como periodista o empresario, él se define como periodista. Entonces antes era un medio conducido por un periodista, lo que le importaba era ganar en la carrera por la primicia, básicamente eso. Hoy el canal está en manos de empresarios que lo que buscan es facturar y además no vienen del palo del periodismo. Están ligados al sindicalismo, a la UOM, a la administración de clínicas, y conocen poco del medio, entonces es raro. No hay incluso una bajada de línea clara. Hoy lo único que mantiene la identidad de Crónica son las placas rojas.

-¿Tampoco siguen enganchados a la frecuencia policial?

-En el nuevo Crónica por lo que sé ya no lo usan.

Por Nicolás de la Barrera