Porque la noche, le pertenece a los amantes

La primera noche de Patti Smith en el CCK, signada por el clima de intimidad, la poesía, la música y la experiencia visual

La esperada poeta y música estadounidense realizó ayer la primera de sus dos presentaciones en el Centro Cultural kirchner, en una gala donde su humanidad, su voz, junto a la música, el diálogo, la literatura argentina y las artes visuales generaron un ambiente íntimo, que la llevó a la emoción junto al público.

Luego de la conferencia de prensa que levantó el polvo a partir de una serie de declaraciones en torno a la mujer y el movimiento feminista, al aborto, y al arte mismo, la autora de Horses se presentó en la primera de las dos noches que compartirá con público argentino, en el caso de ayer, en su recital de poesía.

 

 

Al ritmo de “Can’t help falling in love”, el público abrazó en canto a la artista que cautivó con su presencia, su voz y su ritmo, en una Sala Sinfónica completa, envuelta por un clima de intimidad y cercanía acompañada a su vez, de una puesta visual de Guillermo Kuitca curador de la muestra Les visitants del CCK -que incluye fotografías de Patti- y de Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional Argentina.

Con lágrimas en los ojos y el pañuelo verde de la “Campaña Nacional por el derecho al aborto” que una espectadora le acercó -y ella anudó en su mano- Smith se despidió de un encuentro en el que hubo lugar para la poesía nacional, la música, los diálogos y la admiración, que por momentos parecía mutua.

La bandana, que representa a las mujeres que reclaman para que el aborto gratuito sea ley, fue arrojada por una joven al escenario con anterioridad -cuando en una reflexión sobre lo que convertía a las personas en outsiders de la sociedad- incluyó “a las mujeres que no se les da la oportunidad de tomar decisiones sobre su propio cuerpo”. Entonces, cuando todavía faltaba mucho para el grand finale, lo posó sobre el atril, presente, pero a la espera.

La velada tuvo en Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional Argentina, un anfitrión cómplice, que orquestó un agasajo de poesía argentina a través de lecturas. Así se unieron al escenario Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Cecilia Romana y María Elena Walsh – también ovasionada-, quien con su Canción de cuna para un gobernante enamoró a Patti a tal punto que, luego de leerla, la eligió como una de las dos canciones que tocará en un evento a beneficio en su regreso a EEUU, apoyando el movimiento juvenil que se está levantando a favor del control de ventas de armas.

 

 

El escenario, solo vestido con lo esencial, tuvo también como invitado a Guillermo Kuitca. El artista argentino que, en palabras de Manguel, es el “cerebro detrás de todo esto”, se sumó al diálogo colaborativo a través de imágenes intervenidas de las propias fotos de la artista, que se proyectaron sobre el fondo.

La noche comenzó con Patti recordando cómo en la pobreza de su infancia en Chicago solo había libros para jugar y que, lógicamente, todos les pertenecían a sus padres, así que su madre, “una camarera que solo estudió hasta décimo grado” -16 años-, le enseñó “orgullosa a leer antes de ingresar al colegio” y cómo a partir de entonces no pudo desprenderse de la lectura -desde que iba a la cama hasta cuando daba un paseo- e incluso, todavía hoy, “no puede ir al baño sin un buen libro”.

Fue así que acompañada en guitarra o piano por Tony Shanahan, bajista de su banda desde hace 22 años, tomó el micrófono para abrir el recital con su poema “The wind child” y luego su ‘pequeña canción’, “Wind”, pensada para su hija Jesse, quien tenía 6 años cuando su padre, Fred “Sonic” Smith, ex guitarrista de la mítica MC5, falleció.

Según Smith, la canción fue escrita “con dos objetivos: mostrarle una realidad y un deseo, los de atravesar los momentos difíciles que vivimos y también disfrutar de los hermoso que es estar vivos”.

Así, regresó ya a su adolescencia, cuando “las lecturas de Arthur Rimbaud y William Blake la transportaron” y reveló cómo el poeta inglés se convirtió en el autor de su primera canción poética cuando, caminando en los bosques, recitaba “The Tyger” con una melodía, hábito que denominó sing-songing, y que fue vital para su futura carrera.

Antes de realizar un exquisito cover de It’s a dream de Neil Young, confesó: “Sueño todo el tiempo, camino soñando, cuando escribo, para mí siempre fueron muy importantes. Incluso hoy, como escritora, cuando pasó momentos difíciles lo único con lo que puedo contar es con mis sueños. Mientras más escribís sobre ellos, más te das la oportunidad de moverte en mundos paralelos”.

 

 

Robert Mapplethorpe también formó parte de la velada, el gran fotógrafo con quien convivió y uno sus grandes amigos, que le enseñó “a vivir el arte desde otro lugar”. Estuvo presente a través de la lectura de una carta que ella le escribió 10 días antes de que él muriera. “Con él también aprendí que todo el dolor de haberlo perdido no podía tapar la alegría de haberlo conocido”.

La música regresó al spotlight con una tierna versión de “Grow old with me”, de John Lennon y Yoko Ono, siguió con su “Beneath the southern cross”, del álbum Gone again, dedicada a otro de los grandes confidentes de su vida, el escritor Sam Shepard y hasta se animó a cantar “A hard rain’s a-gonna fall”, aquel tema que le hizo vivir “uno de los momentos más horrorosos de su carrera”, cuando olvidó su letra durante la entrega del premio Nobel de Literatura entregado a Bob Dylan en 2016, evento que le enseñó que “la perfección no es tan importante, en comparación con ser humano”. Eso sí, esta vez no se animó a hacerlo “sin la letra en la mano”.

Una última canción se interpretaría ayer, en la que Patti Smith deja muy en claro, que no, es imposible no enamorarse de ella. El clásico de Elvis resonó en la Sinfónica para terminar en envolver al público con una artista multifacética y multidisciplinaria, que logró cautivar por su arte, y su humanidad.

 

*Patti Smith volverá a presentarse hoy, 1° de marzo, en el CCK, junto a Tony Shanahan, el guitarrista estadounidense radicado en la Argentina Jimmy Ripp (que actualmente toca en Televisión) y dos músicos locales, el cellista Patricio Villarejo y el organista Matías Sagreras, para repasar los más grandes éxitos de su carrera. Si bien las entradas están agotadas, el recital se transmitirá por pantalla gigante en la puerta del museo porteño.

 

(Con información de Infobae)