La memoria es la semilla

“El futuro de la memoria” es la nueva muestra que se inaugurará en el Parque de la memoria, a 20 años de su fundación

A 20 años de su creación, el Parque de la Memoria repasa su función dentro de la sociedad preguntándose qué y cómo recordaremos en el futuro, con una muestra realizada por Marcelo Brodsky, Gabriela Golder, el grupo Etcétera y Mariano Speratti, y una retrospectiva que incluye su vasto archivo sobre las víctimas del terrorismo de Estado en la Argentina.

“El futuro de la memoria” da título a la muestra que desde mañana y hasta el 27 de mayo podrá recorrerse en el predio porteño de la avenida Costanera Norte Rafael Obligado 6745, frente al Río de La Plata, y forma parte de un proyecto regional homónimo promovido por el instituto Goethe en Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay para reflexionar sobre la memoria de las dictaduras, violencias y conflictos armados recientes en esos países.

 

¿Qué recordamos como individuos y como sociedad? ¿Es la memoria un laberinto cambiante o un registro inalterable? Y también por qué olvidamos. Estas son algunas de las preguntas que enuncia la exposición que, en su capítulo local, contó con el apoyo del Museo Sitio de Memoria Esma-Ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio.

Todas estas cuestiones orbitan en torno a una central y más urgente: qué y cómo recordarán las nuevas generaciones sobre el terrorismo de Estado, aquellas que no tengan entre los suyos a los testigos y a los sobrevivientes de la última dictadura argentina.

Y, en ese contexto, las voces infantiles se multiplican, porque desmarcan, proponen nuevos caminos, ya sea en la ficción narrada por Speratti o en las cartas escritas por presos políticos de la época y leídas por niños ante la filmación atenta de Golder.

Y se contraponen, asimismo, al peso del documento, expresado en la materialidad de archivos como los del Centro de Estudios Legales y Sociales, que por primera vez en su historia son expuestos fuera de un contexto jurídico y de esa entidad de Derechos Humanos.

 

 

La exposición configura un circuito que cuenta con cinco paradas o postas, “las cuales constituyen episodios más que obras, donde los artistas interpelan nuestro pasado y su relación con el presente”, explica a Télam Florencia Battiti, coordinadora de Artes Visuales y el Programa de Arte público del Parque de la Memoria.

En una especie de antesala, oscura y acondicionada con algunos bancos y altoparlantes, dos pantallas proyectan, en simultáneo, las lecturas que niñas y niños de ocho a 12 años realizaron de algunos textos seleccionados por Gabriela Golder de la Colección Cartas de la Dictadura de la Biblioteca Nacional, escritas desde cárceles argentinas entre 1976 y 1983.

La intervención “Cartas” aborda “problemáticas de adultos, un registro conceptual denso sensibilizado por la voz de los niños, y es muy interesante el efecto que produce: la musicalidad de esas voces te hace separar la forma del contenido, y, cuando te das cuenta, volvés a escuchar ese contenido de otra manera”, resume Battiti.

En otro episodio, el Grupo etcétera utiliza la retórica del museo para trabajar las prácticas del neo-extractivismo, un modelo económico adoptado a principios de siglo por algunos gobiernos de Sudamérica, que se remonta a los modos de acumulación de la conquista y colonización europea de territorios americanos y que, en el presente, supera el territorio para alcanzar los recursos naturales, culturales y cognitivos.

Se trata del “Museo del Neoextractivismo (MNE)”, un proyecto nómade que acomoda su formato expositivo al espacio donde se realiza, surgido de una investigación sobre las consecuencias de ese modelo para el medio ambiente, la salud social y los derechos humanos.

 

 

“Todos los episodios van a tener activaciones durante los meses de exposición”, adelanta Battiti. En el caso del Grupo Etcétera, colectivo creado en 1997 que ahora coordinan la artista Loreto Garín Guzmán y el actor Federico Zukerfeld, será a través de una performance en la que participará la académica y socióloga Maristella Svampa.

El siguiente episodio, “Los archivos del CELS”, está a cargo del fotógrafo Marcelo Brodsky, quien tiene una relación muy personal con esa institución, porque fue quien representó legalmente a la familia, ante el Estado, cuando desapareció su hermano Fernando.

Brodsky -exiliado en Barcelona durante la dictadura, autor de obras exhibidas en la Tate Gallery de Londres y parte del Parque de la Memoria en el presente- trabaja desde la sensibilidad artística la información dura, rígida, de esos archivos, señala Battiti, para quien “es interesante que la gente vea cómo se construyó un archivo tan importante, que comenzó con una libreta y la anotación, a mano, con lapicera, de los nombres de los desaparecidos”.

Así, los visitantes verán fotos intervenidas a mano por este artista; imágenes que sugieren retratos de desaparecidos, “para que cada quien proyecte el rostro que quiera sobre ellas”, dice su autor; viejas máquinas de diapositivas, fotocopias, libros y demás.

En tanto que la ficción llega en el episodio “Habeas sonus. La memoria auditiva”, la videoinstalación de Speratti, que combina el audio de publicidades emitidas en plena dictadura con un cortometraje futurista, donde un grupo de niños reinterpreta símbolos para ellos desconocidos: los monumentos de un Parque de la Memoria en un futuro muy distante.

A esto se suma un último episodio, “Nada sucede a menos que primero sea un sueño”, donde se repasa la historia de ese proyecto, desde sus inicios en 1997, cuando las organizaciones de Derechos Humanas debían recabar opinión en la gente a fin de fundamentar para qué serviría ese parque, hasta que logró reconocimiento internacional, con visitas como las del músico brasileño Caetano Veloso y los ex presidentes de Francia y los Estados Unidos, François Hollande y Barack Obama.

“Los nombres permanecerán en la piedra de este Monumento cuando ninguno de nosotros sea recordado, están en la memoria colectiva y ya no saldrán de ese lugar”, reza una parte del discurso con el que los organismos de Derechos Humanos inauguraron el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado el 7 de noviembre de 2007.

Habían pasado 10 años desde la presentación ante la Legislatura porteña del proyecto de ley para la creación del Parque de la Memoria y así, cuando se pronunciaba ese discurso, “los derechos humanos comenzaban a establecerse como política de Estado en la Argentina, poco tiempo después de que se reabrieran las causas por delitos de lesa humanidad y de que hubieran dictado las primeras sentencias”.

Las muestras podrán visitarse de lunes a viernes de 10 a 17 y sábados, domingos y feriados de 11 a 18, con entrada libre y gratuita.

 

 

(Télam)