La llegada de los europeos a América también eliminó a los perros nativos

Una investigación demostró con un grado de certeza sin precedentes que los perros americanos llegaron por el Estrecho de Bering, por la misma ruta que los humanos.

Los europeos que colonizaron América desde el siglo XV diezmaron no solo a las poblaciones nativas sino también a los perros domésticos que habitaban el continente, afirmó un grupo de expertos después de un extenso trabajo de investigación arqueológica y genética.

Los perros más antiguos hallados en el continente americano, conocidos como “precontacto”, datan de hace unos 9.900 años, unos 6.500 años después de la llegada de los primeros humanos.

Un equipo de 50 investigadores analizó muestras de ADN halladas en 71 antiguos perros encontrados en América del Norte y Siberia, que compararon genéticamente con perros modernos. Su resultado, publicado el jueves en la revista Science, confirma con un grado de certeza sin precedentes que los perros americanos llegaron por el Estrecho de Bering, por la misma ruta que los humanos.

Estos perros vivieron durante milenios con sus dueños, hasta que fueron erradicados en pocos siglos tras la llegada de los europeos. El ADN de los perros americanos modernos no tiene nada en común con los antiguos, que descienden de perros de Siberia oriental. “Es fascinante ver que una población de perros que ha vivido en muchas regiones de las Américas durante miles de años, y que formaba parte integral de las culturas de los nativos americanos, haya podido desaparecer tan rápido”, dice el autor principal del estudio, Lawrence Frantz, un experto en ADN antiguo de la Universidad Queen Mary en Londres.

Las posibles razones incluyen enfermedades, persecución cultural o el deseo de los europeos de criar a sus propios perros. Pero la velocidad de la desaparición sorprendió a los investigadores.

Los labradores modernos y chihuahuas modernos descienden de razas eurasiáticas introducidas en América entre los siglos XV y XX, escribe la arqueóloga Angela Perri, de la Universidad de Durham en Inglaterra. Y de hecho, sigue existiendo un rastro genético de los antiguos perros americanos, pero es particular: se halla en un tumor canceroso llamado CTVT, que aún se manifiesta y se transmite por contacto sexual entre perros.

“Aunque este ADN de cáncer haya mutado a lo largo de los años, es muy similar al ADN de este primer perro fundador hace muchos miles de años”, dice Maire Ni Leathlobhair, del Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cambridge.

“La historia de los perros americanos pre-contacto apenas comienza a escribirse”, sostuvieron Linda Goodman, de Stanford, y Elinor Karlsson, de la Universidad de Massachusetts, en un artículo aparte en Science. Esta historia solo se puede escribir con futuros descubrimientos, y en particular con el estudio de genomas más completos que los analizados hasta ahora.

(AFP-NA)