La industria del libro cierra un año de fuerte caída en su actividad

Las editoriales redujeron sus ventas, bajó el número de lanzamientos y cayeron las compras realizadas por el Estado.

El receso económico del año 2019 impactó fuerte en la industria editorial, con una producción de ejemplares reducida casi a la mitad en relación a 2016, según cifras de la Cámara Argentina del Libro (CAL), y con un sector en estado de alerta que apostó más por la visibilidad que la rentabilidad y desplegó estrategias frente a la crisis, como el proyecto de ley para la creación del Instituto Nacional del Libro Argentino.

El día de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires -recordada por protestas y reclamos a Pablo Avelluto, ex titular de la cartera de Cultura-, la titular de Fundación El Libro, María Teresa Carbano, citó cifras que demostraron que el primer trimestre de 2019 fue el peor de los últimos cinco años.

El anticipo de esos primeros tres meses consolidó una tendencia que no cambió en los venideros: en su informe anual, la CAL señaló que la cantidad de ejemplares publicados sufrió un retroceso de 45 por ciento con respecto a 2016, sumado a una tendencia descendente en lanzamientos y en volumen de las primeras tiradas, que pasaron de 2700 ejemplares en 2016 a 1700 en 2019.

Aunque el panorama difiere según cada sello, el diagnóstico es similar: un conglomerado como Penguin Random House tuvo que reducir en un 25 por ciento en promedio su plan editorial de este año, aunque haya sido el que publicó el mayor éxito de 2019, el libro “Sinceramente”, de Cristina Fernández de Kirchner, con unos 350.000 ejemplares vendidos.

En una encuesta realizada por la CAL a más de 500 socios, siete de cada diez dijeron haber modificado su plan editorial al igual que Random, la mitad de los editores debieron rechazar obras por falta de presupuesto y el 60 por ciento manifestó haber percibido, durante el último trimestre, caídas en las ventas de entre 5 a más de 20 puntos porcentuales.

Las editoriales independientes desarrollaron estrategias frente a la crisis, como enriquecer sus catálogos con títulos de calidad, o diversificaron las formas de llegar a los lectores, poniendo especial atención en otras vías de comercialización, como ferias de libros.

Otro eslabón sacudido por la crisis fueron las librerías; en 2018 cerraron 50 y este año la dificultad estuvo en el aumento de costos y en la falta de respuesta por la demanda de haber quedado fuera de la exención del pago del IVA, un beneficio fiscal que se recuperó con la Ley de Presupuesto 2019 pero que no alcanzó a estos comercios.

Junto a la recesión económica, el aumento del precio del papel (que es importado), costos y servicios, el sector editorial también se vio afectado por el ajuste del gobierno de Cambiemos en las políticas públicas, como la CABIP, que dejó de hacer su compra anual centralizada, y lo mismo ocurrió con la cartera de Educación, que disminuyó la compra de libros de texto y complementarios de literatura infantil y juvenil.

Por parte del poder legislativo, este año se presentó en comisión un proyecto de ley que prevé la creación del Instituto Nacional del Libro Argentino para promover y cuidar la actividad editorial; la iniciativa contó con el apoyo de editores, libreros y escritores como Claudia Piñeiro, quien señaló que “el libro debe ser protegido, cuidado, para que haya acceso igualitario u tenga distribución federal”.

(Con información de Télam)