Juguetes perdidos

Una obra para escuchar la voz de los adolescentes

Alejandra Rubio es la directora de “Up, La fórmula de la felicidad”, que se está presentando viernes, sábados y domingo en el Cultural San Martín, a las 20 hs. La historia de Alejandra Rubio, tiene inseparables vínculos con lo que esta obra, en alguna de sus aristas variadas y ricas, expresa: ella hace años, una chica de 16 años de Santa Fe, se siente sapo de otro pozo hace tiempo, no encuentra su lugar en el mundo, en el colegio le va bastante mal y en su familia no halla el eco necesario para saber qué le pasa dentro del pecho. Una caminata, un diario caído en el piso, una nota a Alejandra Boero que menciona en su título a los jóvenes y los estimula para ir a estudiar teatro. Rubio se guarda ese recorte hasta terminar la secundaria. Llega a Buenos Aires luego de ahorrar unos pesos y de convencer a su familia, que la miraba desconcertada como si ella estuviera planteando ir a trabajar a la Nasa. Se va directo a Paraná 662, Andamio 90, el estudio de Boero, su única referencia en Buenos Aires y comienza su carrera. A los tropezones claro, ni Rubio había hecho jamás nada ligado al teatro, ni Boero la estaba esperando. Una pura intuición la traía a esta enorme ciudad y desde entonces fue esa la directriz de su trabajo, uno que en la actualidad encuentra poderoso anclaje sobre la experiencia personal, ahora enfocada en quienes encarnan mejor lo que en algún momento ella, y todos hemos vivido: la adolescencia, los desafíos, los parámetros, el crecer.

 

Up / Sandra Cartasso

 

Hoy lleva adelante el musical adolescente “Up, la fórmula de la felicidad”, y sobre el proceso de producción, cuenta: “Es un proyecto de investigación que surge del interés de un grupo de adolescentes de entre 17 y 21 años que llegan a mí casi espontáneamente con pedidos de autogestión. Ellos sienten la necesidad de contar sus propias cosas, de la manera que a ellos les interesa. Hablarles a la sociedad, a sus propios padres, a los adultos responsables y a ellos mismos para reelaborar situaciones, abordar temáticas que les preocupan, construir personalidades, ponerse fuertes, expresarse y decir lo que muchas veces no pueden decir en sus hogares y en las escuelas”.

La historia de “Up, la fórmula de la felicidad” desarrolla la vida de Jota (Alan Madanes, músico y actor que llegó a las semifinales de Elegidos, el concurso de talentos que condujo Marley por Telefé) que vuelve tiempo más tarde de aquella noche trágica al sótano de su amigo Leo (Agustín Daulte) que murió a causa del consumo de drogas. El encuentro de Jota con ese espacio será el disparador para que lleguen a él los recuerdos recortados de esa fiesta que se planeó divertida y resultó todo lo contrario. Esta escena funciona como disparador de situaciones que atraviesan por distintos lugares la problemática de la juventud, los vínculos, excesos, el rol de los padres, entre otras variables propias de la adolescencia.

 

 

Una de las recomendaciones de la directora es que los jóvenes vengan acompañados por sus padres, o con adultos a cargo, como para que después las reflexiones y el diálogo aparezcan, porque: “la obra es dura, fuerte. Va al hueso de los conflictos y las preocupaciones que tienen los jóvenes. Va directo al corazón y los moviliza mucho. Toda la temática de ellos está sin pintarla alrededor para que caiga mejor”. Por eso, porque es dura y porque incluye a los padres en las preguntas que dispara, para Rubio el papel de ellos es fundamental, y no solo en la obra: “Los adultos debemos acompañar. Y sobre todo escuchar. Más que nada, más que hablar, proponer, sacar conclusiones, tenemos que escuchar, dejarnos penetrar por eso que nos quieren decir”.

Uno de los desafíos para Rubio no era dilucidar cuáles son las problemáticas sobre las cuales trabajar o intervenir, sino cómo tratarlos estética y artísticamente. Pero fue también a partir de la experimentación e investigación sobre estas temáticas que ese dilema se fue resolviendo, o al menos, aclarando: “Justamente de la investigación surgió el modo de tratamiento a nivel artístico. Siento que no estamos acostumbrados a hacer investigaciones y que las investigaciones debieran tener más espacios concretos a nivel estatal para que nosotros, a los que nos interesa la adolescencia, podamos libremente hacer nuestros procesos más allá de un resultado. Porque los procesos de investigación son los verdaderos transformadores”.

Tanto por su historia personal, pero también por ser madre de adolescentes y por haber trabajado con ellos en el rubro teatral -del que llama la atención la poca oferta para ese público- enfatiza que “Necesitamos escucharlos más. A veces es dura esa realidad que se nos presenta. Es que al estar vividos y formados de otra manera nos cuesta abrirnos y poder escuchar, sacudirnos un poco eso que ya tenemos preconcebido de lo que es ser feliz, de cuál es la fórmula de la felicidad”.

 

Up, la fórmula de la felicidad

Viernes y sábados a las 20 hs.

El Cultural San Martín, Sarmiento 1551.