Hipertensión arterial: un enemigo silencioso que se puede prevenir

La patología no presenta síntomas y es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares; consejos para tomarse la presión y cuáles son las sustancias que pueden hacer que esta aumente.

La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa que no da ningún síntoma, y que se instala producto de la dieta inadecuada, la falta de ejercicio, el estrés en el que vivimos, y la genética. Culpar solo a este último factor, en muchos casos, es el “chivo expiatorio” más simple. Así, nos olvidamos que existe también la epigenética (que es todo aquello que hacemos para que algunos genes se expresen y otros no). La patología es una de las primeras causas de muerte en la mayoría de los países del mundo, y la presión alta o hipertensión está presente en 80 por ciento de quienes fallecen por esta enfermedad.

Tener una dieta adecuada (en la que se disminuya el consumo de sal, rica en frutas y verduras), realizar actividad física (al menos 4 veces por semana durante 40 minutos) y utilizar técnicas que disminuyan el estrés (como el yoga, reiki o mindfulness), son herramientas de suma ayuda para evitar la aparición de la enfermedad.

Asimismo, por su carácter silencioso -no produce síntomas- la única forma de evaluarla y diagnosticarla es mediante el registro de la presión arterial. Por eso, es importante realizar al menos una vez al año un control de la presión arterial. El equipamiento para hacerlo tiene que ser el adecuado, ya que no deja de ser un instrumento de medición.

Desde el Consejo de hipertensión arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), recomiendaron la utilización de tensiómetros validados y calibrados, que  pueden ser aneroides o automáticos, siempre y cuando cumplan con los requisitos mencionados.

En este punto, no solo el tensiómetro es importante sino también realizar una buena técnica para evaluarlo. En el ciclo “2 minutos por tu corazón”, desde la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) compartimos a la comunidad recomendaciones para seguir el procedimiento adecuado:

Las guías argentinas de Hipertensión Arterial definieron que números menores a 140/90 mmhg (14/9) son considerados normales. Aún así, un resultado final por encima de ellos tampoco puede significar que haya que entrar en pánico. En estos casos, se recomienda consultar al médico para certificarlos y realizar un diagnóstico final.

SUSTANCIAS QUE AUMENTAN LA PRESIÓN

Una de las principales preocupaciones es no sólo que existen muchísimas sustancias que pueden aumentar significativamente nuestra presión, sino que además muchas de ellas están indicadas para mejorar otro problema de salud, en cuyo caso lo que nos queda es consultar al médico para saber si podrían estar ejerciendo un efecto opresor que sea desfavorable para el sistema cardiovascular, y cuáles de ellas lo estarían haciendo.

“Recientemente presentamos el análisis de las causas asociadas a la presión alta de 12.300 pacientes que concurrieron al Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Austral entre 2007 y 2017, y encontramos que prácticamente 900 personas habían incurrido en el uso crónico de alguna sustancia que podría haber estado relacionada con el aumento de la presión arterial. Es decir que aproximadamente un 6.5 por ciento de los hipertensos de este estudio consumían alguna sustancia o fármaco presor”, informó Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral.

* El consumo de alimentos con excesiva sal.
*El uso en exceso de sales sustitutas que también tienen sodio como sal kosher y sal marina.
*La ingesta de más de 2 vasos de alcohol para los hombres y 1 para las mujeres.
*La ingesta de más de 4 tazas grandes de café (250 ml cada una) por día, así como también de bebidas energizantes o que contienen cafeína.
*El uso de suplementos herbales con efecto laxante.
*El uso de suplementos naturales para adelgazar con cafeína, hormonas tiroideas o andrógenos.
*El consumo de antiácidos.
*El consumo de anti-inflamatorios no esteroides como por ejemplo aspirina.
*El consumo de descongestivos que contienen fenilefrina o seudoefedrina.
*El uso de corticoides inhalatorios en formulaciones orales o inyectables.
*El uso de medicamentos para infecciones por hongos.
*Los tratamientos con anticonceptivos orales, imunosupresores como ciclosporina o eritropoyetina.

“Por supuesto que en todos los casos en los que intervienen fármacos la recomendación es que la persona no se automedique, especialmente si es hipertensa o si tiene antecedentes familiares; así como también que consulte a su médico sobre cada fármaco específico que se le indique tomar”, refirió la especialista.