Gabriela Lima Chaparro y el arte de narrar en lengua de señas

Psicóloga social e intérprete, creó el grupo SEM Señas, Expresión y Movimiento, en el que lleva la lengua de señas a una expresión escénica.

El cantante, youtuber y actor Julián Serrano recorre el escenario de La Usina del Arte, mientras va rapeando la letra de su tema “Esta es mi historia”. Sin embargo, muchas de las miradas apuntan a un costado de donde él está. Allí, una chica con remera violenta interpreta la letra, que pareciera recorrerle el cuerpo. Utiliza la lengua de señas y, entonces, se crea cierta magia que atrae la atención del público, entre los movimientos de sus manos, sus hombros y sus gestos.

La lengua de señas encierra algunos aspectos que, probablemente, muchas de las personas que no la sepan hablar tal vez no la comprendan del todo. Es que, por un lado, es una lengua que, como otras, tiene los elementos de cualquier otra, como la gramática. Pero al mismo tiempo, el uso del cuerpo, la mirada y el espacio la hacen también distinta al resto. En parte por esta singularidad es que la intérprete y psicóloga social Gabriela Lima Chaparro se sintió atrapada por esta lengua y sus múltiples posibilidades, como el hecho de poder contar una historia, narrar una experiencia.

Chaparro creó el grupo SEM Señas, Expresión y Movimiento que, el fin de semana pasado, acompañó a Julián Serrano a lo largo de su recital en el marco del festival Ciudad Emergente, por iniciativa de la Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad (COPIDIS). Y aunque aclara que el joven artista recibió la propuesta sin problemas, dice que “no todos lo toman muy bien” si la idea no parte de ellos. 

Una de las integrantes del grupo SEM en el show de Julián Serrano.


“Me interesa mucho lo musical porque es un género que en nuestro país no ha tenido mucho desarrollo en relación a la traducción. En algún momento fue bastante cuestionado interpretarle una canción a un sordo pero empezó a suceder que hay sordos que manifiestan un interés hacia la música. De hecho, los sordos van a bailar, por supuesto con los parlantes cerca del piso, con predominancia de bajos, con determinadas características, pero ellos bailan”, cuenta Chaparro a Diario Vivo.

Gabriela Lima Chaparro creó SEM en 2004, tras enamorarse de la lengua, en los noventa, y trabajar en discapacidad con personas sordas, chicas y grandes. “Era adolescente, tenia 18 años, y descubrí gracias a la lengua de señas que tenia un cuerpo distinto del que había usado hasta ese momento”.

Aunque se lo conoce como lengua de señas, tal vez esta denominación quede corta, en el caso de que se la piense como algo que ocurre solo a través de las manos. Porque aparte de lo que estas puedan expresar, se encuentran los rasgos no manuales: el lenguaje corporal o no verbal, en el que intervienen elementos expresivos.

“Me empezaron a gustar cosas que no estaban en ese momento, ni siquiera sé si bien o mal vistas. A veces ni siquiera estaban vistas, por ejemplo la canción en lengua de señas. Era algo que ejercitábamos como estudiantes, pero no era algo que se veía”, recuerda sobre aquellos años en los que tampoco aparecían, en un cuadrito en una esquina de la pantalla del televisor, los intérpretes y todo su despliegue.

SEM, en la Maratón Nacional de Lectura en el Cabildo.

“La lengua tiene una riqueza infinita -dice Chaparro-. Cuando empecé a estudiar, que no existía WhatsApp, me pasaba que despedirme de una persona sorda era un evento en sí mismo. Terminabas el encuentro y la despedida era una parte muy importante de ese encuentro, casi como otro episodio. La lengua no volvía a estar hasta que volvíamos a estar frente a frente. Entonces todo eso me empezó a generar mucha inquietud, dije, ‘claro, acá pasan otras cosas, este lengua es rica en otras cosas'”.

Y agrega: “En 2004 dije ‘bueno, a todo esto le tengo que sumar la potencia de otros, y que también se puedan interesar no solo en la trasmisión de la lengua sino en la lengua como hecho artístico, escénico. En ese momento ni siquiera pensaba en escenarios, sino que se puedan contar cuentos, obras de teatro. Se puede hacer cosas transgresoras con la lengua”.

El grupo SEM nació y creció, entonces, con la meta puesta en trascender el uso habitual, hasta ese momento, que tenía la lengua. Ese impulso se vio reflejado en 2006. Fanática de “El principito”, Chaparro decidió llevar la historia a escena con lengua de señas y audio grabado. “Una obra de teatro bilingue”, explica. Desde entonces, investigar las posibilidades narrativas de esta lengua es un punto central en SEM.

Hay algo en la lengua que en sí misma hace que tenga un poder narrativo, explica la fundadora de SEM. “Tiene algunos recursos expresivos y espaciales que la hacen más rica. El espacio te permite trabajar la simultaneidad, la simetría, la alternancia, hay características que a través de la narración escénica se pueden desplegar y volverse atractivos para el espectador. Con otro atractivo. Después, narrar es narrar. No requiere de lo teatral, de hecho ese no es mi fuerte, no requiere de ningún otro elemento más que de la lengua y el cuerpo”, asegura.

El grupo SEM además de subir hacer rap en lengua de señas, también suele participar de la Maratón Nacional de Lectura y realiza talleres de narración escénica y da capacitaciones. Se trata, dice Chaparro, de acercarse a otras personas gracias a una lengua distinta, pero que, vale recordar, también se habla en nuestro país.

“En el sentido de lo artístico me parece de una potencia que todavía no termina de descubrirse y está bueno que vaya sucediendo como para que advirtamos la importancia que tiene”, concluye.