Entre la espada y la pared

Un documental sobre el arte callejero, la identidad del artista Banksy y el negocio detrás del “vandalismo”

 

 

La historia, la vida, aunque no así la obra del artista callejero Banksy fue siempre un enigma. Nunca reveló voluntariamente su identidad, aunque eventos recientes indican que un amigo artista la develó sin querer, y ha irrumpido con sus provocativas y polémicas intervenciones en todo el mundo. El documental “Saving Bansky” que puede ser visto por Netflix, relata y recorre la historia de este artista que no busca la fama, o al menos la exposición, pero cuyas obras se cotizan en más de 1 millón de dólares. A través del derrotero de La rata de la calle Haight, obra de Banksy, que de estar en una pared callejera de San Francisco pasó a exhibirse en Miami, temas como el negocio negro, la propiedad privada, los derechos de autoría y el arte callejero son los ejes transversales que aborda el film, a partir de la figura del grafitero.

Banksy es un artista callejero, que interviene en ciudades de todo el mundo, de un lado a otro del Océano Atlántico. Nadie conoce su identidad, no sabe si el artista es hombre o mujer, si es uno o varios, aunque ahora el rumor es que es Robert del Naja, el líder de la banda Massive Attack. Se supone, se dice,  que es británico y que nació en Bristol en 1975. La estética y técnica que utiliza y por la que ya es mundialmente reconocido, combina graffitis con trabajos con stencils, realizando siempre a través de sus trabajos, duras críticas a distintas situaciones sociales, o políticas, económicas.

 

“Slave Labour” (Trabajo esclavo) intervención callejera sobre el trabajo esclavo infantil

 

El hilo del documental lo va desarrollando Ben Aine, que es un artista callejero como Banksy y uno de los pocos que lo conoce. Pero otro hecho que se cruza es la apropiación y venta de las obras de Banksy, quien pinta en paredes o murales. Se recuerda como uno de los inicios de su carrera, al menos de forma identitaria, dejando su reconocible marca, con la figura de una rata en pleno negro, en stencil –empezó, precisamente, con muchas ratas en las calles de Bristol- que pintó en su visita a la Costa Oeste de los Estados Unidos, en San Francisco, en abril de 2010. Cada mañana la ciudad despertaba con una nueva pintura. Asi recorrería el mundo el enigma urbano que deja rastros en los muros.

Como suele suceder con el arte callejero, sus graffitti no duran más de 48 horas y aun en muchos países se condena el Street Art como delito y vandalismo, y se lo pena hasta con 10 años de prisión. Sin embargo las obras del artista, tanto en bastidores, como en pared, pueden venderse en un millón de dólares: “Slave Labour” en la que se ve a un niño arrodillado cosiendo una bandera británica, se vendió en US$1.100.00. Lo que lleva a preguntarnos si conservar cosas que se hicieron en la calle está bien. ¿Es correcto buscarles un hogar? ¿Preservarlas, si es arte temporal? ¿Por qué hay gente que las conserva, si son vandalismo?

Ésta y otras preguntas son las que recorre el documental “Saving Banksy”, que puede verse por Netflix.

 

Trailer