El predicador

El saxofonista Steve Lacy, recopiló en una pequeña libreta todos los consejos que el pianista Thelonious Monk brindó a sus sesionistas y compañeros de Jam

Thelonious Monk no fue solo un pianista referente del Jazz, lo cual no es poco decir. Fue, además, maestro y pionero de géneros como el bebop, junto a otros genios como Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Max Roach y Bud Powell, logrando destacarse también en el hard bop y del jazz modal. Cuando no daba cátedra desde las teclas, esbozaba algun tip a los músicos que lo acompañaban en escena.

Fue así que uno de ellos, el saxofonista Steve Lacy, recopiló en una pequeña libreta todos los consejos que el pianista brindaba a sus sesionistas y compañeros de Jam, haciendo hoy invaluable los viejos trucos del talentoso pianista Monk.

 

 

Generoso, Thelonious brindó su conocimiento a quien quisiera recogerlo, entendiendo que la genialidad no solo talento innato, sino que se trabaja en la perfección, en la búsqueda, y, como decía da vinci, es bueno que cuando ese golpe de inspiración nos llegue, nos agarre trabajando.

Su trayectoria se remonta a sus seis primeros años, cuando comenzó a tocar el piano. Si bien tuvo una formación básica, como muchos de los jóvenes de la época, fue esa clase de artista que prospera como autodidacta. Influenciado por leyendas del “Harlem stride” como James P. Johnson y Willie “The Lion” Smith, Monk retomó este estilo cuando ya estaba en desuso, pero dotándolo de su impronta.

Con una prolífica e incansable trayectoria, grabó decenas de discos, toco con incontables músicos, compuso numerosas piezas y dedicó prácticamente su vida a éste género que, afortunadamente, pudo recoger de la mano de las notas de Lacy, un legado invaluable a la hora de ejecutar.

Los “consejos” poseen pautas, punteos y órdenes, algunas relacionada con el rendimiento en vivo; otros revelan la importancia que le otorgaba a los silencios, aunque también hay comentarios sociales humorísticos.

 

 

 

1 – Solo porque no seas un baterista, eso no significa que no tengas que mantener el tempo.

2 – Mueve el pie y canta la melodía en tu cabeza cuando toques.

3 – Deja de tocar todas esas porquerías, esas notas raras, ¡toca la melodía!

4 – Haz que el baterista suene bien.

5 – La discriminación es importante.

6 – Tienes que entenderlo para que te guste, ¿entiendes?

7 – All reet! (¡Bien!)

8 – Siempre saber.

9 – Debe ser siempre de noche, de lo contrario no necesitarían las luces.

10 – ¡Levantemos la banda!

11 – Quiero evitar a los que interrumpen.

12 – No toques la parte del piano, ese es mi trabajo. No me escuches, ¡se supone que debo acompañarte!

13 – El interior de la melodía es la parte que hace que el sonido externo sea bueno.

14 – No toques todo (o todo el tiempo); deja que algunas cosas fluyan. Alguna música simplemente debe ser imaginada.

15 – A veces, aquello que no toques puede ser más importante que lo que toques.

16 – Una nota puede ser pequeña como un alfiler o tan grande como el mundo, depende de tu imaginación.

17 – ¡Mantente en forma! A veces, un músico espera por una actuación particular y, cuando llega el momento, no está en forma y no puede hacerlo.

18 – Si te estás moviendo, muévete más.

19 – (¿Qué deberíamos usar esta noche?) ¡Estar tan afilados como sea posible!

20 – Siempre déjalos queriendo más.

21 – No hagas sonar a nadie para un concierto, solo entra en escena.

22 – Esas piezas fueron escritas para tener algo con qué jugar.

23 – ¡Lo tienes! Si no quieres tocar, cuenta una broma o baila, ¡pero en cualquier caso, lo tienes! (a un baterista que no quería solos).

24 – Lo que sea que pienses que no se puede hacer, alguien quiere venir y hacerlo. Un genio es el que más se parece a él.

25 – Intentaron que odie a las personas blancas, pero alguien siempre venía y lo arruinaba.