El Malba abre su año con la fotografía moderna argentina

“Mundo propio. Fotografía moderna argentina 1927-1962”, es el título de la muestra que exhibirá 250 obras de artistas nacionales.

Desde este viernes, el Malba abrirá el calendario de exposiciones 2019 con “Mundo propio. Fotografía moderna argentina 1927-1962”, un amplio panorama de las vanguardias en la fotografía argentina a lo largo de tres décadas. Curada por Facundo de Zuviría, la muestra reúne una selección de 250 obras -en su mayoría copias de época- de Horacio Coppola, Grete Stern, Annemarie Heinrich, Anatole Saderman, Sameer Makarius, Juan Di Sandro, Pedro Otero, Hans Mann, George Friedman y Alicia D’Amico, entre otros reconocidos fotógrafos que abrieron nuevos caminos en el campo de la fotografía nacional, además de otros referentes menos conocidos con obras igual de originales. La muestra incluirá además una vasta selección de material documental y de archivo.

Con eje en la experimentación, la exposición se organiza en grandes núcleos temáticos en torno a la ciudad, la abstracción, los surrealismos, el mundo onírico y los retratos, con obras provenientes de colecciones privadas y públicas del país como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y la Fundación Larivière, la Colección de Fotografía Latinoamericana, entre otras.

Entre los importantes conjuntos la muestra incluye las fotos de Buenos Aires de Horacio Coppola (1929-1936) y sus primeras tomas de 1927 en copias vintage; las plantas autóctonas de Anatole Saderman de los años 30; Los sueños de Grete Stern en su serie completa de 46 fotomontajes, publicados entre 1948 y 1951 en la página “El psicoanálisis le ayudará” de la revista Idilio (Editorial Abril); parte de la serie La fotografía y la música (1952-1956) de Pedro Otero; y los célebres retratos de Annemarie Heinrich de los años 40 y 50.

La exhibición también incluye fotografías prácticamente inéditas o rarezas –que circularon solo en galerías especializadas– como la fotonovela de George Friedman, lanzada por editorial Abril en los años 50 y 60; los primeros retratos de Hans Mann en el Chaco (c. 1937); fotos de Gisèle Freund que vivió unos años en Buenos Aires; las abstracciones urbanas de Ricardo Sansó de 1957; la Serie Bíblica de Sameer Makarius, piezas únicas que expuso en la Galería Peuser en 1961 con el grupo de la Nueva Figuración; además de fotografías y material de archivo de la Carpeta de los 10 y el Grupo Fórum.

Corrientes esquina Uruguay, de Horacio Coppola (1936).

“El encuadre de una escena –su recorte del entorno– y su apropiación en un instante determinado son las operaciones constitutivas del acto fotográfico, y fueron siempre la principal variable con la que los fotógrafos podían expresar el mundo que los rodeaba, en una articulación entre el registro de lo real y la subjetividad de la propia mirada. En la Argentina, esta modernidad del medio se manifestó́ a través de diferentes autores y estilos, en imágenes que van de las primeras abstracciones y juegos ópticos a los fotomontajes y obras experimentales de los años 50, y que se centraron en temas como la ciudad, la forma, el retrato y una suerte de surrealismo que tuvo su exponente más alto en los Sueños de Grete Stern”, explicó de Zuviría.

El título de la muestra está inspirado en el nombre que le dio Horacio Coppola a una fotografía de 1927, en la que una cajonera abierta que contiene diversos objetos de la vida cotidiana –una escuadra, una regla, un antifaz– es retratada desde una vista cenital como si fuera un espacio urbano edificado. Precisamente, Coppola utiliza la expresión “Mundo propio” como una referencia a su propio pasado y como una metáfora de lo urbano. “Podemos considerar a Mundo Propio como la obra que da inicio a la fotografía moderna en la Argentina, dado que es poco probable que haya habido otras obras modernas anteriores, y sobre todo porque esta foto fue, para Coppola, el punto de partida en su toma de conciencia sobre la autonomía y las posibilidades del lenguaje fotográfico, que él supo desarrollar como nadie antes en el país, hasta convertirse en indiscutida figura de la historia de nuestra fotografía”, dijo de Zuviría.

Pioneros de la vanguardia

Si bien la fotografía existe en nuestro país desde mediados del siglo XIX, con los primeros retratos en daguerrotipo y tomas de tipo documental o costumbristas, esta exposición se centra en el surgimiento de las vanguardias, a partir de 1927, y en la ruptura que significó respecto a los paradigmas documentales y pictorialistas hasta entonces dominantes.

A partir de la década del treinta, los fotógrafos representados en la exposición introdujeron en su obra un pensamiento moderno que aspiraba a situar a la fotografía en la misma jerarquía de otras expresiones artísticas. En este sentido, la modernidad puso en evidencia la relación con manifestaciones como la literatura y el diseño, y generó la creación de los primeros fotoclubes y otros ámbitos apropiados para el intercambio de ideas, fomentando así la reflexión en torno a la disciplina.

En palabras del curador: “Los años de la primera abstracción fotográfica en nuestro país son los años de la Nueva Visión en la fotografía alemana, y en la Bauhaus convergen todas las vanguardias. La fotografía que allí se produce plantea puntos de vista inusuales, ángulos novedosos, encuadres radicales, descontextualización de objetos, empleo de diversas ópticas, uso expresivo de la luz y las sombras, valorización de las texturas, desarrollo del fotomontaje: la experimentación con la imagen en todo sentido”.

Este momento único en la fotografía local sucedió en buena medida gracias al proceso inmigratorio que conformó nuestro país, cuando muchos fotógrafos nacidos en Europa llegaron provistos de nuevos conocimientos técnicos y del pensamiento vanguardista que tanto ayudó a constituir nuestra identidad cultural.

La muestra podrá visitarse hasta el 9 de junio.