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El apocalipsis made in Argentina: El trío de actores que la rompe en la nueva serie de los creadores de La casa de papel
Joaquín Furriel, Natalia Verbeke y Agustina Bisio se meten en el búnker más lujoso del mundo para darnos una dosis de encierro, traición y drama psicológico, elevando una de las apuestas más potentes de Netflix.
El estreno mundial de El refugio atómico es el nuevo tanque de Netflix que demuestra que la fórmula de Álex Pina y Esther Martínez Lobato (los cerebros detrás de La casa de papel) sigue siendo infalible. Esta vez, el escenario se aleja del atraco y se mete de lleno en la ciencia ficción y el thriller psicológico más claustrofóbico que puedas imaginar. La acción transcurre en el Kimera Underground Park, un búnker de ultra-lujo diseñado para multimillonarios que, de repente, se convierte en su única vía de escape tras una crisis global. Y para nuestra sorpresa (y orgullo), en el corazón de esta historia están los argentinos Joaquín Furriel, Natalia Verbeke y Agustina Bisio, que le dan un toque latino a esta producción global.
La trama te lanza directo a una olla a presión donde el dinero no compra la paz. Dos familias, con viejas heridas y resentimientos, son forzadas a convivir. Como contó el propio Pina, la idea nació durante la pandemia. “Queríamos un búnker como escenario perfecto para una serie con mala leche, con una ironía negra, poderosa y con una gran ambigüedad de personajes”, lo que anticipa un cóctel explosivo de emociones.
Joaquín Furriel: El patriarca en las sombras
Joaquín Furriel es uno de los pesos pesados que lidera este encierro. Su personaje, uno de los patriarcas de las familias en conflicto, es una figura de autoridad que carga con un pasado doloroso que le da una intensidad brutal a cada escena. Dentro del búnker, se embarca en una batalla de voluntades por el control del grupo.
Conocido por sus papeles de gran carga dramática en Argentina, Furriel pone su experiencia al servicio de un personaje que, si bien busca el dominio, está constantemente expuesto a sus propias debilidades y secretos. Su actuación no solo es central para la dinámica de poder del grupo, sino que también solidifica su estatus como un actor con proyección global.
Natalia Verbeke: La estrategia y el corazón del conflicto
Nacida en Argentina pero con una carrera consolidada en España, Natalia Verbeke (a quien recordamos por su rol en El hijo de la novia) es el contrapunto emocional y estratégico del personaje de Furriel. Su personaje, la matriarca de la otra familia, está en el centro de las decisiones clave que activan los detonantes de la trama.
La sinopsis oficial describe a los personajes como “cargados de ácido sulfúrico”, y Verbeke interpreta a la perfección esa tensión que se cocina a fuego lento. Su rol es fundamental para desenterrar los traumas del pasado que unen y separan a ambas familias, mostrando una gama de matices que intensifican los momentos de mayor conflicto psicológico.
Agustina Bisio: La cara nueva en el caos
El debut internacional de Agustina Bisio es una de las grandes revelaciones de la serie. En el papel de Mimi, su personaje se suma a la nueva generación atrapada en el búnker, ofreciendo una perspectiva fresca y desafiando el orden establecido por los adultos.
Según Pina y Martínez Lobato, el casting fue exhaustivo, buscando actores que no estuvieran encasillados. El aporte de Bisio es crucial para romper la rigidez de las relaciones adultas, inyectando nuevos conflictos y, en ocasiones, un poco de esperanza. Su interacción con los personajes de Furriel y Verbeke enriquece la narrativa, ofreciendo una visión menos marcada por las heridas del pasado y más orientada a la supervivencia pura.
Un experimento social sin salida
A diferencia de otras historias de encierro, El refugio atómico no se enfoca tanto en la catástrofe exterior, sino en cómo el aislamiento saca a la luz las grietas personales y familiares. Como explicó Martínez Lobato: “Hay un poquito de crítica a no pararte a pensar que eso está ahí y de qué puede ser capaz”.
La serie, que ya está en el primer lugar del top 10 de Argentina, es un recordatorio de que, incluso rodeados de todos los lujos, nadie está a salvo de sus propios demonios. Es un laboratorio dramático con una estética impecable y la tensión adicional de una inteligencia artificial llamada Roxanne, que solo suma a la claustrofobia. Si buscas una serie que te haga pensar tanto como te atrapa, esta es la tuya.