La misteriosa “Casa Redonda” de Palermo. Su historia

Fue diseñada por Mario Palanti, el mismo arquitecto que pensó al Palacio Barolo.

En la avenida del Libertador, a la altura de Palermo chico, sobre la esquina de la esquina de Eduardo Costa y Ortiz de Ocampo, una casa se destaca por sobre el resto: redonda, con una torre mirador, en un estilo que mezcla elementos del Art Nouveau, neogóticos e hindúes, y un portón en donde se identifican los rostros de Dante Alighieri y Beatrice como adornos, la “Casa redonda” fácilmente se distingue por sobre el resto de las edificaciones.

Detrás del magnífico trabajo de herrería del enrejado, se levanta una de las joyas de la arquitectura moderna porteña. Por sus propiedades únicas, “la redonda” es la casa más distinguida de la zona y tiene una historia que la vincula con otros grandes edificios de la Ciudad de Buenos Aires. Su creador es el arquitecto y pintor italiano Mario Palanti, autor del famoso Palacio Barolo y el Hotel Castelar de la avenida de Mayo, entre otros.

La casa y su torre mirador.

La obra de Palanti, realizada junto al arquitecto Algier, que data de 1922, es un reflejo de una arquitectura en donde se encuentran la tradición y la vanguardia. Allí convergen materiales diversos (bronce, madera, mármol), faroles, vidrio repartido, balcones con columnas, placas escultóricas, arcos, una veleta. En su interior, cuentan que en sus ambientes imponentes y luminosos se mantienen maderas nobles, muebles de estilo, y una escalera que también podría ser una obra artística en sí misma.

 

La entrada principal de “La casa redonda”.

La trayectoria de Palanti en nuestro país es amplia: al arquitecto colaboró en la sede de la Facultad de Derecho (actual Ingeniería), y realizó proyectos y obras de hoteles petit (en Rodriguez Peña 1650, Uruguay 546, Arenales 2275, entre otros), iglesias y edificios de instituciones religiosas (Catedral de Buenos Aires, Nunciatura Apostólica, entre otros), edificios públicos (Museo de Historia Natural y más), bancos (ampliación del Provincia, sucursales del Nuevo Banco Italiano), villas, casas suburbanas, fábricas, oficinas y edificios comerciales.

Durante años, la casa perteneció a la familia Soler. También y hasta 1980 fue la sede de la República de Irán. Luego, estuvo cerrada durante ocho. Más tarde, se convirtió en un negocio de venta de muebles de lujo y galería de arte, años en los que sus interiores pudieron ser conocidos por más personas. Actualmente, la casa ya no tiene más ese fin comercial y su dueño se mantiene en el anonimato. Por afuera, evidencia mantenimiento, pero, ¿cómo se verán sus ambientes en este momento? Es un misterio, comparable con la atracción que despierta esta obra única ubicada en una esquina.

Un ambiente de la “Casa Redonda” el tiempo que fue un negocio de muebles.