Clown, para tirar todo por la borda

Carla Pollacchi es la actriz y payasa que escribió y protagoniza el unipersonal “Al carajo, clown”, que se puede ver todos los sábados de abril y mayo a las 22.30 en el Centro Cultural de la Cooperación

Con particular ternura y gracia, Carla Pollacchi indaga el universo de la infancia y la adolescencia, de un chico y una chica, desde que nacen hasta que el amor sensual les toca la puerta.

La obra, que se puede ver en la sala Pugliese del centro cultural de avenida Corrientes 1543 y cuenta con dirección de Marcos Tesoro y Graciela Pereyra, nació bajo la idea de “viajar haciendo teatro y con la premisa de hacer un unipersonal de clown que entrara en una valija”.

 

 

En el escenario, Pollacchi elabora dos personajes (un chico y una chica), separados uno del otro por una escalera y pasando de un rol al otro en forma instantánea.

Respecto de esta situación, la actriz cuenta que “para el pasaje de un personaje al otro tomo mucho en cuenta lo físico, vocal y actitudinal. Al estar el escenario dividido, me permite organizarme muchísimo y saber en qué lado habita cada uno. El cambio se puede producir delante o detrás de la escalera, pero siempre es de una mitad a la otra mitad”.

La payasa cuenta que para construir la historia fueron fundamentales “las charlas y las confesiones de nuestras adolescencias, la sexualidad y la sensualidad en el marco de contención que abrieron los directores Graciela (Pereyra) y Marcos (Tesoro) y también la experiencia propia en la adolescencia, las charlas con amigos después de haberla pasado y muchas confesiones y risas que fui recolectando sobre esa época”.

Destaca que para el armado de la historia elaboró una selección “que pasó por el tema que nos atravesaba que era el primer amor y todo lo que eso lleva en sí. El descubrimiento de la sexualidad, la conquista, el acercamiento a un otro… era muy potente para jugarlo desde el clown, y así lo hicimos… con mucho humor, pero con mucho amor.

¿Cómo pensás el juego del clown?

Pienso que el juego del clown es de un disfrute enorme. Para mí fue muy importante poder fusionar lo que había aprendido en el Conservatorio, con uno de mis profesores (Guillermo Angelelli), y el clown. Creo que el juego del clown da mucha libertad e impunidad. Poder reflejarte en forma cómplice en la mirada de otro es algo que no tiene precio, y eso es lo que hago en cada función, y me permito modificarme constantemente”.

 

(Télam)