Cinema paraíso

Recuperan los estudios para construir un proyecto público de producción, formación y gestión audiovisual

Se cumplen 80 años e Italia recupera el control de los legendarios estudios de Cinecittà para convertir los estudios de la Via Tuscolana en un ambicioso proyecto público de producción audiovisual. Pocos instrumentos refuerzan mejor que el cine la identidad de un país. Lo sabía Benito Mussolini en 1937 cuando fundó el complejo y no tiene ninguna duda hoy el ministro de Cultura, Dario Franceschini.

Cinemacittà es un complejo de estudios de cine y televisión en la parte oriental de Roma, en la vía Tuscolana, a nueve kilómetros del centro de la ciudad. Tiene una superficie aproximada de 600.000 metros cuadrados. En Cinecittà fueron rodadas más de 3.000 películas, 90 de las cuales recibieron una nominación al Premio Oscar y de estas 47 han ganado la prestigiosa estatuilla.

 

 

La idea de su fundación aparece en los años treinta, durante el régimen fascista de Mussolini, en un intento de competir con los estudios de Hollywood en Estados Unidos. Asimismo, el régimen era consciente de la importancia de un arma de propaganda, parecida a la desarrollada en la Alemania Nazi.

El 26 de enero de 1936 Mussolini pone la primera piedra, y tras quince meses de obras, los estudios son inaugurados el 28 de abril de 1937. En este mismo año se rodarían 19 películas, y en los siguientes varios cientos de filmes más. Durante estos primeros años los estudios vieron pasar a muchos de los grandes nombres del cine italiano: Roberto Rossellini, Federico Fellini, Vittorio De Sica y Luchino Visconti. En 1943 Cinecittà fue saqueada por los nazis, quienes la utilizaron como campo de concentración para civiles, y luego bombardeada por las fuerzas aliadas.

 

 

La empresa estaba dividida hasta el lunes en dos: una parte de 400.000 metros cuadrados con 22 estudios, que había pasado a manos privadas en 1997, y el Istituto Luce, organismo del Estado que gestiona la vertiente administrativa, el archivo y algunos departamentos de formación. Ambos mundos se fusionarán para construir una maquinaria pública que recupere aquella vieja idea del Hollywood del Tíber donde se rodaron algunas joyas nacionales de Scola, Tornatore o Pasolini, pero también blockbusters como Ben Hur, Quo Vadis o Cleopatra.

Esta vez deberá adaptarse a los tiempos con la producción de series para Sky TV, RAI o, incluso Netflix, señalan sus nuevos responsables. También centralizando la parte administrativa de subvenciones, permisos o gestión. “Los dos primeros años servirán para sentar las bases del plan, pero ya hay algunos proyectos en marcha”, señala el presidente del nuevo grupo, Roberto Ciccuto, productor de arriesgados proyectos como el documental Fuocoammare: fuego en el mar, ganador del Oso de Oro en Berlín.