Cambio de rumbo: en 2019, el Liceo apostará por los musicales

La sala de teatro más antigua de la ciudad abandonará su actual formato “comedy”.

El teatro más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires, el Liceo, situado en la esquina de Rivadavia y Paraná, abandonará su actual formato “comedy” que tiene una cartelera centrada en los géneros comedia y stand up, para dedicarse desde 2019 con exclusividad al teatro musical. La futura programación del espacio se dedicará a los espectáculos musicales, con el tradicional sistema de temporada: una sola obra en cartel.

Los empresarios Gustavo Yankelevich y Lino Patalano, a fines de febrero de este año, presentaron el cambio de la grilla que pasó a focalizarse en propuestas humorísticas y la sala pasó a llamarse Liceo Comedy, con referentes locales del género, Sebastián Wainraich y Dalia Gutmann como padrinos. Los actores Jorgelina Aruzzi, Juampi González, Magalí Tajes y Martín Pugliese y Fernanda Metili son algunos de los que sumaron a la experiencia que continuará hasta fin de año.

Sin embargo, durante el pasado fin de semana, la dirección de la sala, propiedad del empresario teatral Carlos Rottemberg desde 1993, decidió que desde el año próximo se destinará sólo a los musicales, un género con buenos antecedentes en el lugar.

“Tuvimos dos experiencias previas, una con Piaf, en 2009, y otra con Casi Normales en 2012, y siempre nos quedó dando vuelta la idea de especializar la sala”, dijo Rottemberg, en diálogo con Diario Vivo. El empresario, además, agregó que se encuentra en negociaciones con dos producciones para definir el ciclo del año que viene que, según adelantó, será comunicado el mes próximo.

Rottemberg afirmó que no tiene una especial inclinación por el género musical. “A mí como empresario de espectáculos me interesa lo que sale bien hecho”, aseguró.

El Liceo fue inaugurado en 1872. Inicialmente se lo llamó “El Dorado”. Con el paso de los años ( y los dueños), recibió distintos nombres: “Goldoni”, “Progreso”, “Rivadavia” y “Moderno”. En 1918 recibió su nombre actual. En el año 1986 el Museo de la Ciudad le otorgó un diploma reconociéndolo como “Testimonio vivo de la memoria de la Ciudad”.

(Con información de Télam)