Bour: “Nos compramos una recesión grande y todavía vamos a tener unos cuantos sacudones”

Luego de conocerse el índice de inflación de septiembre (6,5%), que alcanzó el nivel más alto desde abril de 2002, las estimaciones más optimistas ubican el acumulado anual en 47 por ciento y las más pesimistas en 54 por ciento.

De cualquier manera, con una u otra, la inflación de 2018 promediará el 50 por ciento y las tasas de interés terminarán el año, por lo menos, en 60 por ciento.

Según Juan Luis Bour, economista jefe de la consultora FIEL, las tasas altas y el proceso recesivo se extenderán, por lo menos, hasta el final de 2020.

“Hay que lograr que crean que a partir de 2020, las tasas van a bajar a 30 por ciento. Entramos en una recesión desde el segundo trimestre de este año y los niveles de crecimiento del primer trimestre de 2018 no se van a recuperar hasta el final de 2020. Nos compramos una recesión grande. La gente ve un poco todo. Si tiene expectativas, puede apostar. Hay que ver cómo atravesamos esta tormenta, que todavía va a tener unos cuantos sacudones y habrá que agarrarse fuerte, por lo menos en 2019”, advirtió Bour, en diálogo con Diario Vivo.

¿Cuál es la lectura de la inflación de septiembre?

-Estamos teniendo un cambio en los impulsos: hasta comienzos de año, el aumento de precios estaba impulsado por los servicios, que subían al 40 por ciento, mientras que los bienes lo hacían al 20, o sea que iban por debajo de la inflación promedio. Eso cambió. La devaluación fue de 120 por ciento y los bienes se están acomodando al impulso de la depreciación del peso. Ese es el cuadro hasta septiembre.

¿En cuánto se ubicará las inflación de los próximos meses?

-En octubre va a continuar el traspaso a precios de la devaluacón. Eso reduce la liquidez e induce la recesión, lo que limita el proceso de la devaluación, que se va a demorar algunos meses. De todas maneras, octubre todavía va a tener inflación alta, un poco por arriba del 5 por ciento, según nuestras estimaciones en Ciudad de Buenos Aires, y a nivel nacional también se va a ubicar en torno a ese porcentaje. En noviembre y diciembre, si se mantiene la política monetaria, el dólar va a estar más cerca del piso que del techo de la banda de flotación. Si las tarifas tampoco varían, debería haber una inflación por debajo del 3 por ciento,  2,8 y 2,5 por ciento, en noviembre y diciembre.  De todas maneras, el índice interanual va terminar en 47 o 48 por ciento. Esos números altos los vamos a tener transitoriamente.

¿Cuándo acusará la economía el impacto pleno de la devaluación?

– La devaluación lleva varios meses y nunca se refleja ciento por ciento en todo. A eso hay que sumar que los salarios vienen bajos. Lo que va a producirse es que en algunos precios, como los bienes de afuera, va a impactar más y, en otros, con más componentes de salarios, no lo van tomar completamente. Este proceso puede demorar tres o cuatro meses. También depende de cuándo se recupere la demanda.

¿Para cuándo estima que empiece a recuperarse la economía?

-La economía va a caer hasta el primer trimestre del año que viene, inclusive. Todo indica que, con la recuperación del sector agropecuario y la recuperación de Brasil, la tasa de inflación se va a nivelar y eso facilita que el Banco Central baje las tasas. En el segundo trimestre de 2019 esperaría una tasa de interés más baja que en este momento y que se vea más o menos claramente la recuperación. En el tercero y cuarto, va a depender mucho de la incertidumbre que genere la elección. Generalmente, la gente se dolariza, pero como ya este año hubo una dolarización de cartera, por ahí no se dolariza tanto el año que viene. Todo depende de si contexto político aumenta la incertidumbre y eso se traduce en el traspaso a dólar y a que no se pueda bajar la tasa de interés.

¿Cuál sería un escenario político que aumente la incertidumbre?

-Un escenario de default si asume el kirchnerismo.

¿Hasta cuándo pueden sostenerse las elevadas tasas de interés para no caer en una recesión más profunda y prolongada?

– La tasa se va a mantener alta por varios trimestres. Aún con una tasa de inflación promedio de 25 por ciento anual, la tasa de interés debe estar 10 puntos arriba. Un objetivo muy ambicioso es llegar a fin del año que viene en 40 por ciento. La recesión va a ser larga, porque aunque la economía se recupere en el segundo trimestre, en el tercero y cuarto, seguramente, no va a crecer o va a caer. La recesión es lo que resulta de la cosas que se hagan en política monetaria, lo que hay que hacer es convencer de que la situación va a tender a mejorar . Si el gobierno logra convencer, con argumentos creíbles, de que 2020 va a ser un buen año, entonces el inversor va a invertir antes y el consumidor va a gastar. Por ahí, hay que convencerlos con una tasa de interés alta. O se dan cuenta de que se va todo al demonio.

¿Es posible convencer a los inversores externos e internos con una tasa de interés alta y una economía que entró en un largo proceso recesivo?

-Se necesita tener las tasas altas para tener impacto en materia inflacionaria. Es un mal, pero menos malo que dejar que las cosas exploten. En estos días, el dólar se mueve pero no con saltos tan bruscos. La contrapartida es la recesión. Hay que lograr que crean que a partir de 2020, las tasas van a bajar a 30 por ciento. Entramos en una recesión desde el segundo trimestre de este año y no se van a recuperar hasta el  cuarto trimestre de 2020 los niveles de crecimiento del primer trimestre de 2018. Nos compramos una recesión grande. La gente ve un poco todo. Si tiene expectativas, puede apostar. Hay que ver cómo atravesamos esta tormenta, que todavía va a tener unos cuantos sacudones, y habrá que agarrarse fuerte, por lo menos en 2019.