La paridad en el desarrollo del primer tiempo fue mérito de los brasileños, que salieron a jugar con espíritu ofensivo pese a que la ventaja de dos puntos que le llevaban a Boca en la cima del Grupo los podría haber hecho especular con un empate que los mantendría arriba y con la clasificación a octavos de final al alcance de la mano.
La respuesta de Boca, y eso fue lo peor del equipo de Guillermo Barros Schelotto, es que jugó como siempre, a nada concreto, reafirmando que es un equipo “de jugadas”, sin saberse todavía cual es su estilo, aunque ya esté encaminado su rumbo hacia el título de la Superliga.
Pero en el plano internacional las cosas son diferentes y esa falta de estructura de juego se suele pagar cara cuando los rivales tienen cierta jerarquía, como por ejemplo ocurrió esta noche con Palmeiras.
Con este panorama el primer tiempo transcurrió entonces dentro de un marcado equilibrio, en el que las situaciones de riesgo pasaron por un error de Agustín Rossi que quiso rechazar con el pie e hizo rebotar el balón en la espalda de Keno, y dos intentos individuales de Pavón, uno que culminó con el balón rozando el travesaño y el restante en una buena contención del arquero Jaílson.
La saga parecía encaminarse entonces a un empate en cero al final de esos 45 minutos iniciales cuando a los 39 se equivocaron en la sincronización de un centro cruzado de Lucas Lima, la figura de la cancha, los zagueros centrales Santiago Vergini y Lisandro Magallán, mientras que Leonardo Jara se dejó ganar la espalda, dejándole servido el balón a Keno para que definiera con un derechazo cruzado.
Y acto seguido un centro cruzado que era gol debajo del arco para cualquier delantero menos para Ramón Ábila, que virtualmente “despejó” casi sobre la línea de sentencia, le puso un punto seguido al partido.
La segunda etapa encontró a Boca con un arranque más dinámico que el que observó en la primera parte, llegando con más gente al área de Palmeiras y merodeando con frecuencia la valla defendida por un sólido Jailson.
Pero lo que le sobraba a los brasileños en defensa le faltaba a Boca, que a los dos minutos ya pudo quedarse con un hombre menos por culpa de Tevez, que le jugó corto hacia atrás un balón a Lisandro Magallán, lo que obligó al zaguero a cometer una falta que ameritaba tarjeta amarilla cuando ya estaba amonestado. Pero el árbitro chileno Roberto Tobar obvió esa sanción y salvó a los dos: el defensor y el delantero.
Sin embargo Magallán iba a ser copartícipe de otra acción que iba a determinar la derrota boquense, cuando 20 minutos después de la acción mencionada el arquero Rossi salió del área a rechazar con la cabeza un pelotazo largo, chocó con Jara, el balón derivó en Lucas Lima, se durmió también Vergini en el rebote y la pelota entró mansamente sobre el cuerpo del guardavallas.
Encima, para colmo de males, ese segundo tanto aplacó definitivamente el ímpetu boquense de la primera mitad de esa etapa final, en la que Pavón y Pablo Pérez estuvieron cerca de lograr la paridad, pero sus remates se fueron rozando el palo derecho.
De esta manera se extinguió entonces el partido que arrojó para Palmeiras la felicidad de alcanzar la cima del grupo con 10 unidades y consecuentemente con ello la clasificación a octavos, mientras que Boca (5), si mañana Junior, de Colombia, vence como local al peruano Alianza Lima y llega a los seis puntos, estará obligado a vencerlo el miércoles próximo en Barranquilla, ya que una nueva derrota lo dejará fuera de octavos de final.
(Con información de Telam)