A la izquierda de la izquierda

El 18 de noviembre se inaugurará en la Fundacion PROA una retrospectiva del critico y polémico activista chino Ai WeiWei

Luego de la impactante instalación audiovisual de Julian Rosenfeld, “Manifesto” que termina este fin de semana, las instalaciones de la fundación PROA se preparan para recibir al esperado y polémico artista chino Ai WeiWei.

La muestra podrá verse a partir del 18 de noviembre y cuenta con la curaduría del brasileño Marcelo Dantas, con quien Adriana Rosenberg -directora de Fundación Proa- comenzó a conversar hace alrededor de dos años a propósito de la idea de exponer una retrospectiva del artista chino más famoso de la contemporaneidad

Ai Weiwei inaugurará, en Fundación Proa, una exhibición antológica con las obras más representativas de su trayectoria. Un recorrido por piezas que evocan a la persecución política -constante en su vida y obra-; denuncias a violaciones de los derechos humanos; las migraciones y los refugiados, entre otros tantos temas que motivan a la revisión histórica y al debate contemporáneo.

 

 

Objetos, instalaciones, obras en papel, Wallpapers, videos, y su producción cinematográfica, junto a un activo programa de actividades paralelas, construirá el universo Ai Weiwei , uno de los más representativos de la actualidad.

Hijo del poeta Ai Qing, quien fue denunciado como disidente del régimen, Ai WeiWei conoció de cerca y a muy temprana edad la discriminación, y diferencia por pensar distinto.
En 1958, su familia fue enviada a un campo de trabajo en Beidahuang, Heilongjiang, cuando Ai Weiwei tenía un año de edad. Posteriormente fueron exiliados a Shihezi, Xinjiang en 1961, donde permanecieron durante 16 años. Tras la muerte de Mao Zedong y el fin de la Revolución Cultural, la familia regresó a Beijing en 1976.

 

 

En su juventud, cursó estudios de cinematografía, aunque abandonó para integrarse en el colectivo de artistas Xingxing, que promovía la creación plástica desde el individualismo y la experimentación de vanguardia. El grupo fue disuelto en 1981 por las autoridades dos años después de su creación.

Ai emigró a Estados Unidos y se radica en Nueva York cuando cuenta 22 años, donde conoce el Arte Pop, el Minimalismo y el Arte conceptual. Estudió de sucesivas disciplinas que le fueron muy útiles cuando regresó a China, en 1990.

Desde entonces goza de fama mundial y las principales galerías y museos quieren exponer su trabajo. Ai Weiwei participó en la Bienal de Venecia y en la Documenta de Kassel, y triunfó con la instalación que diseñó para la Tate Modern. La Sala de Turbinas de la institución londinense se llenó durante siete meses con 100 millones de pipas de girasol modeladas en porcelana por un millar de artesanos de su país.

 

 

Con un fuerte compromiso social, a medida que su fama crecía intentó promover la defensa de los derechos humanos en China enfrentándose al poder comunista. Se mostró muy crítico con la calidad de construcción de las escuelas destruidas durante el terremoto de Sichuan de 2008.

En noviembre de 2010 fue arrestado tras anunciar la organización de una cena de camaradería para el 7 de noviembre en Shanghái, con la que pretendía denunciar la demolición de su estudio en esa ciudad. El gobierno chino ordenó demoler el estudio, en el que Weiwei había invertido un millón de euros.

El 3 de abril de 2011 fue detenido cuando se disponía a abordar un avión en el aeropuerto de Pekín para viajar a Hong Kong. La prensa oficial le acusó de supuestos “delitos de carácter económico”, de “pornografía” y de “bigamia” intentando justificar su desaparición, que generó una oleada de indignación internacional. El 22 de junio de 2011 se le puso en libertad bajo fianza. Tras su liberación denunció casos de tortura en las cárceles de China a través de su cuenta de Twitter.

 

 

En noviembre, podrá verse una nutrida retrospectiva en la fundación PROA y probablemente en otros puntos de la ciudad, que estuvo visitando en su última venida a Buenos Aires, como el Parque de la Memoria.